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INVESTIGADORES DEL IBGM Y DEL CSIC ESTUDIAN UN NUEVO TRATAMIENTO PARA LA RESTENOSIS VASCULAR

Fuente: Gabinete de Comunicación de la UVa

El Grupo de Canales Iónicos y Fisiopatología Vascular del IBGM (Instituto de Biología y Genética Molecular), centro mixto de la Universidad de Valladolid y el CSIC, estudia nuevos abordajes para el tratamiento de la restenosis, un problema frecuente tras la implantación de un stent, una mala cilíndrica que se coloca en los vasos sanguíneos para mantenerlos dilatados y evitar obstrucciones en caso de enfermedades vasculares como la arteriosclerosis.

La arteriosclerosis es una enfermedad común producida por la acumulación de colesterol y otras sustancias que se encuentran en la sangre, formando placas de ateroma. Con el tiempo, esas placas se enduceren dañando las arterias y obstruyendo el paso de la sangre, pudiendo causar infartos de miocardio o accidentes cerebrovasculares. Una solución habitual en estos casos es colocar un stent, un tubo que oprime la placa de ateroma contra la pared del vaso sanguíneo y restablece el flujo de la sangre. Sin embargo, en aproximadamente un 50 por ciento de los casos tras esta operación se produce una restenosis, una nueva obstrucción en el mismo sitio debido a que la intervención quirúrgica y la lesión asociada activan la la proliferación de las células de la musculatura lisa de las paredes de los vasos sanguíneos.

“Al colocar un stent se daña la pared del vaso sanguíneo y se genera una respuesta proliferativa, que normalmente es excesiva. De este modo, la pared del vaso se regenera y crece tanto que vuelve a ocluir el vaso. Este proceso se denomina hiperplasia intimal y es responsable de la reoclusión de los stents y también del fallo de las operaciones de transplante de órganos, porque si se cierra el vaso el injerto se muere”, explica María Teresa Pérez García, investigadora responsable del grupo junto con José Ramón López.

Para paliar la restenosis, se han diseñado algunos stent que se cubren de compuestos que permiten inhibir esa respuesta proliferativa. No obstante, “los compuestos existentes son poco específicos y no solo impiden que crezca el músculo de la pared del vaso sino también que se cierre la herida, originando trombos, de modo que el conducto puede volver a bloquearse”.

A partir de sus estudios experimentales, el grupo del IBGM ha detectado que en esa respuesta proliferativa está sobreexpresada una proteína en la membrana de las células musculares, el canal Kv1.3, que contribuye al crecimiento de la pared vascular, de forma que su bloqueo reduce la proliferación de las células del músculo de la pared del vaso dañado.

“Hemos patentado el uso de los fármacos que bloquean este canal para el tratamiento de la restenosis. Es un tratamiento más específico y ha sido probado con éxito en modelos in vitro, en un modelo de ratón y en un modelo de cerdo, en colaboración con investigadores de Barcelona. La idea última es diseñar un stent recubierto con una sustancia que incluya nuestro compuesto”, detalla la investigadora, quien añade que se encuentran en conversaciones con algunas empresas que diseñan stent para su posible aplicación.

No obstante, el grupo continúa profundizando en el estudio de este canal, analizando el mecanismo por el que se produce, con qué se asocia, qué vías de señalización activa o cuáles son los procesos que intervienen, una información que puede ser muy útil a la hora de desarrollar el tratamiento.

Un grupo de investigación consolidado
El Grupo de Canales Iónicos y Fisiopatología Vascular del IBGM ha obtenido la calificación de Unidad de Investigación Consolidada por parte de la Junta de Castilla y León, un distintivo que reconoce a los grupos de investigación de la comunidad que cuentan con un mayor nivel de calidad y de producción científica.

El grupo tiene su origen en los primeros pasos en la investigación de sus codirectores, quienes realizaron su tesis doctoral en la Facultad de Medicina de la UVa bajo la supervisión del profesor Constancio González. Tras defender la tesis en 1992, obtuvieron sendas becas de investigación en las universidades de Maryland y Johns Hopkins, en Estados Unidos. Tres años después volvieron a España y se integraron de nuevo en el grupo del profesor González.


En 2002, ambos científicos se integraron en una red de investigación del Instituto de Salud Carlos III en torno a la hipertensión y crearon un nuevo grupo en esta línea. “Siempre hemos trabajado sobre los canales iónicos, los responsables de la respuesta eléctrica de las células, de su excitabilidad. Estos canales permiten flujos de iones y eso determina la conducción de los impulsos nerviosos, por lo que son muy importantes para conocer cómo funcionan los tejidos excitables, como los existentes en el cerebro, el corazón o los vasos sanguíneos”, apunta María Teresa Pérez García.

Así, además de la hiperplasia intimal, el grupo trabaja en otra línea de investigación centrada en el estudio de las bases moleculares de la hipertensión. Para ello, precisa la investigadora, “disponemos de un modelo de ratón en el que estamos caracterizando la contribución de los distintos canales al desarrollo de la hipertensión. Se trata de una enfermedad que es la suma de muchos factores de riesgo y por ello tratamos de analizar cómo interaccionan estos factores de riesgo a nivel molecular, queremos entender el mecanismo por el que se genera ese aumento de la presión arterial para buscar nuevas dianas terapéuticas y diseñar tratamientos más específicos”.

El grupo trabaja actualmente en un proyecto del Plan Nacional de I+D+i y también cuenta con financiación del Instituto de Salud Carlos III. En la actualidad el equipo está formado por nueve miembros, además de los coordinadores, la técnico de laboratorio Esperanza Alonso, la investigadora posdoctoral Pilar Cidad, las estudiantes de doctorado Inés Álvarez, María del Carmen Arévalo, Alba Santos y Lucía Alonso, y la técnico Tania Arranz. Además, mantiene colaboraciones estables con el doctor Miguel Ángel de la Fuente (que también es profesor de la UVa y tiene su laboratorio en el IBGM) y con la doctora Mercè Roqué (Cardióloga en el Hospital Clinic de Barcelona e investigadora del IDIBAPS). Estos dos investigadores son también miembros de la Unidad de Investigación Consolidada de la Junta de Castilla y León.

LA UNIVERSIDAD DE VALLADOLID PROMUEVE UN GRUPO DE INVESTIGACIÓN INTERUNIVERSITARIO SOBRE TEATRO CLÁSICO ESPAÑOL

La Junta de Castilla y León ha concedido el distintivo de Unidad de Investigación Consolidada a un grupo de seis profesores de las universidades de Valladolid, Salamanca, León y Burgos que investigan en torno al teatro clásico español (siglos XVI y XVII). En concreto, el denominado Grupo Olmedo de Teatro Áureo (GOTA), está formado por dos profesores de la Universidad de Valladolid, Germán Vega García-Luengos y Héctor Urzáiz Tortajada; dos profesores de la Universidad de Salamanca, Miguel García-Bermejo Giner y Javier San José Lera; una profesora de la Universidad de Burgos, María Luisa Lobato López, y un profesor de la Universidad de León, Juan Matas Caballero.

El equipo está coordinado por Germán Vega García-Luengos, catedrático del Departamento de Literatura Española y Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Valladolid (UVa), quien explica el origen de la iniciativa.

“Trabajamos juntos desde hace varios años en el marco de varios proyectos, como el del Programa Consolider del Ministerio de Economía y Competitividad titulado ‘TC/12: Patrimonio Teatral Clásico Español’, y también en las Jornadas de Olmedo Clásico, la parte más académica del festival que se desarrolla paralelamente al mismo y que hemos dirigido desde su creación, hace diez años. Asimismo, coordinamos distintos portales sobre teatro clásico en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, el espacio de referencia de la cultura hispánica en Internet”, recuerda el docente e investigador de la UVa.

En relación al programa Consolider, reservado a equipos de investigación de alto nivel, el proyecto ‘TC/12: Patrimonio Teatral Clásico Español’ fue una de las escasas propuestas concedidas al área de las Humanidades, englobando distintas líneas y proyectos y a más de 150 investigadores de 12 centros académicos, coordinados por la Universidad de Valencia. Tras cinco años de trabajo, la iniciativa tendrá continuidad gracias a la concesión de un proyecto de la convocatoria 2015 de Acciones de dinamización ‘Redes de Excelencia’.

El objetivo tanto de este proyecto a nivel nacional como de la nueva Unidad de Investigación Consolidada a nivel autonómico no es otro que potenciar la investigación en torno al teatro clásico español y la proyección del mismo a la actualidad, favoreciendo su constitución en un factor cultural y económico de primer orden. 

La labor fundamental de los miembros de la Unidad de Investigación Consolidada se centra actualmente en la edición crítica de obras de teatro del Siglo de Oro. “Existe un volumen impresionante de textos en el teatro clásico español y no se ha prestado mucha atención a lo fundamental, su recuperación en las mejores condiciones. Es una labor que supone un enorme trabajo de recopilación de fuentes primarias, de manuscritos e impresos antiguos, ya que para hacer una edición crítica primero hay que recuperar todas las copias disponibles. Después hay que cotejarlas rigurosamente para establecer la relación entre ellas y determinar cuál está más cerca de la voluntad original del dramaturgo. También es necesario corregir los errores de la transmisión y realizar un estudio completo de cada una de las obras desde el punto de vista cultural y social, analizando el contexto, la fecha de escritura, de representación, los temas o los personajes”, detalla Germán Vega García-Luengos.

Los investigadores de la Universidad de Valladolid se ocupan hoy en día de la edición crítica de las obras del dramaturgo Felipe Godínez (1582-1659) y de la censura teatral, mientras que los de la Universidad de Salamanca se centran en autores como Lucas Fernández (1474-1542) y del teatro salmantino del siglo XVI, uno de los capítulos fundamentales del teatro renacentista.

Por su parte, la profesora de la Universidad de Burgos coordina la edición crítica de Agustín Moreto (1618-1669) y el profesor de la Universidad de León trabaja sobre la comedia en colaboración del siglo XVII, un género específico con interesantes implicaciones desde el punto de vista sociológico.

Un importante apoyo para iniciar nuevos proyectos
Respecto al reconocimiento de Unidad de Investigación Consolidada por parte de la Junta de Castilla y León, Germán Vega García-Luengos señala que ha supuesto “un importante apoyo” que permitirá “aprovechar las claras relaciones que el grupo tiene a nivel profesional para poder desarrollar proyectos concretos en el futuro”. Las Unidades de Investigación Consolidada son un distintivo creado por la Administración autonómica para identificar a aquellos grupos de investigación que desarrollan principalmente su actividad en Castilla y León y que cuentan con un mayor nivel de calidad y de producción científica.

En el caso del teatro clásico español, a su juicio, “es uno de los campos de investigación más fértiles dentro del área de las Humanidades”, siendo también hoy en día “uno de los capítulos de la cultura española que más actividad tiene a juzgar por el número de compañías, de espectáculos y de festivales centrados en esta temática”.

Un ejemplo claro es el festival Olmedo Clásico, que desde 2006 combina espectáculos con un apartado de debate y reflexión. “En Olmedo se pone de manifiesto que el teatro clásico todavía tiene posibilidades de llegar a la gente y eso se demuestra en que cada vez se va consiguiendo un mayor volumen de espectadores y de actividad. Dentro del festival, las Jornadas suponen un punto de encuentro para reflexionar sobre el teatro, para exponer novedades, proyectos, etc. El formato más exitoso es la mesa redonda con tiempo para el debate en la que reunimos a personas de las distintas áreas implicadas en el teatro del Siglo de Oro, directores de teatro, actores, gestores, filólogos, críticos, investigadores, etc. en un diálogo vivo”, destaca.

Una de las ediciones más destacadas de estos encuentros tuvo lugar en 2013, cuando se celebró un congreso general del proyecto Consolider, congregando a más de 150 expertos procedentes de distintas partes del mundo con el objetivo de tratar la actualidad y las nuevas perspectivas del patrimonio teatral del Siglo de Oro.

“Existe una fructífera relación entre la gente que estudia el teatro clásico y la gente que actúa. Los investigadores recuperan los textos para que los especialistas y los alumnos los estudien y también para que las compañías se puedan interesar en representarlos, como ha sucedido con 'Mujeres y criados', una comedia inédita de Lope de Vega hallada en el 2010 en la Biblioteca Nacional por un miembro del grupo ProLope de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB)”, ilustra el profesor de la UVa, una comedia que inmediatamente ha sido llevada a los escenarios por la compañía Fundación Siglo de Oro con gran éxito de público y crítica, fenómeno que se estudió en las últimas Jornadas de Olmedo.

EL CONSEJO SOCIAL ANALIZA CON EL CONSEJO DE CUENTAS DE CASTILLA Y LEÓN LAS RECOMENDACIONES DE FISCALIZACIÓN DE LA UNIVERSIDAD

El presidente del Consejo Social, Gerardo Gutiérrez, y el presidente del Consejo de Cuentas, Jesús Encabo, han mantenido una reunión para establecer cauces de colaboración entre ambas instituciones.

Al encuentro, celebrado ayer en la sede del Consejo de Cuentas en Palencia, han asistido también el consejero de Cuentas Miguel Ángel Jiménez, así como los presidentes de las comisiones Académica, de Economía y de Relaciones Sociales del Consejo Social, César Milano, Jesús Jiménez y José Ramón Echevarría, respectivamente.

La iniciativa partió del Consejo Social de la UVa tras participar el pasado mes de marzo en una jornada organizada por la Conferencia de Consejos Sociales de Universidades Españolas con el Tribunal de Cuentas para debatir sobre el contenido del Informe de Fiscalización de las Universidades Públicas en el Ejercicio 2012 y, más concretamente, sobre los aspectos relativos a las competencias de los consejos sociales.

En concreto, en esa jornada el presidente del Tribunal de Cuentas, Ramón Álvarez de Miranda, resaltó que del último informe de este tribunal se deriva la necesidad de implantar sistemas de contabilidad analítica en todas las universidades y consideró fundamental la existencia de unidades de control interno y su dependencia de los consejos sociales.

En este sentido, en el encuentro mantenido por el Consejo Social de la UVa con el órgano autonómico de control externo se han analizado expresamente las recomendaciones contenidas en el Informe de Fiscalización de la Universidad de Valladolid aprobado por el Consejo de Cuentas de Castilla y León en 2014 y se han planteado vías de colaboración para alcanzar los niveles de transparencia exigidos a la actividad universitaria.

En el referido informe, el Consejo de Cuentas recomienda que el Servicio de Control Interno de la Universidad dependa orgánicamente del Consejo Social, en aras de un cumplimiento más eficaz de sus funciones y de una mayor independencia respecto de las distintas unidades gestoras de gastos e ingresos.

 

 

UN PROYECTO NACIONAL EN EL QUE PARTICIPA LA UVa ESTUDIA LA PRODUCCIÓN DE BIOBUTANOL A PARTIR DE RESIDUOS DE LA CERVEZA

Fuente: Gabinete de Comunicación de la UVa

Investigadores del Grupo de Tecnología de Procesos Químicos y Bioquímicos de la Universidad de Valladolid (UVa) trabajan en un proyecto del Plan Nacional de I+D+i, con la colaboración de investigadores del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACYL), en el que estudian el empleo del bagazo de la cerveza, el residuo sólido que se genera en el proceso de elaboración de la cerveza, para la producción de biobutanol, un tipo de biocombustible con gran potencial debido a su similitud con la gasolina.

“Una línea importante de cara al futuro es la producción sostenible de biocombustibles. Nosotros hemos trabajado en la producción de biobutanol a partir de distintos residuos agrícolas como la paja de cereal o la melaza, un subproducto de la industria azucarera, y ahora estamos estudiando el aprovechamiento del residuo sólido de la cerveza, el bagazo”, subraya la investigadora, quien añade que el proyecto nacional, recientemente concedido, se extenderá a lo largo de tres años.Como detalla María Teresa García Cubero, investigadora del Grupo de la UVa y responsable del proyecto, una de sus principales líneas de investigación se centra actualmente en el aprovechamiento de residuos de tipo agrícola para la obtención de biocombustibles como el bioetanol o el biobutanol. No obstante, este último presenta mayores ventajas ya que contiene un índice de octanaje similar al de la gasolina y se podría utilizar en mayores porcentajes que el bioetanol sin modificar los motores de combustión.

El bagazo de la cerveza está disponible en grandes cantidades (se estima que representa cerca del 30 por ciento del grano de la cebada), por lo que las industrias cerveceras tienen especial interés en su valorización y utilización como recurso para generar nuevos productos de valor añadido, como es el caso del biobutanol. Nuevas líneas de negocio que permitirían además cerrar el ciclo de producción. No obstante, el aprovechamiento de estos residuos está aún poco explotado, sobre todo en el caso de las pequeñas empresas cerveceras, que tendrían en el ámbito de los biocombustibles una buena forma de dar salida a este subproducto.

En el caso del proyecto del Plan Nacional, será una empresa de Montemayor de Pililla (Valladolid) que elabora distintas variedades de cerveza artesanal, Cerveza Milana, la que aporte el bagazo como materia prima para la obtención de biobutanol.

Un proceso complejo
María Teresa García Cubero explica el proceso por el que se obtienen biocombutibles a partir de residuos agrícolas. “Todos los residuos de tipo agrícola tienen varios componentes fundamentales, compuestos de tipo celulosa o hemicelulosa y mayor o menor contenido en lignina. Esos carbohidratos (celulosa y hemicelulosa) son una fuente potencial de azucares que podemos fermentar y transformar en biocombustible. Nuestro objetivo, primero, es tratar de conseguir la mayor cantidad de azúcares presentes en estos compuestos para luego obtener el mayor rendimiento posible”, señala.

Para ello, han desarrollado diversos pretratamientos, como uno a partir de ozono con el que consiguen modificar la estructura del residuo y mejorar la accesibilidad de los azúcares presentes en la materia prima. “Posteriormente tenemos que convertirlos en compuestos más pequeños para que los microorganismos los puedan transformar, lo que realizamos mediante un proceso denominado hidrólisis enzimática. No obstante, una limitación importante de este tipo de procesos, de cara a un posterior escalado industrial, es que se trabaja con concentraciones muy pequeñas. Nuestro objetivo en este proyecto es trabajar con la mayor cantidad posible de sólidos en el proceso, para luego tener concentraciones de azúcares altas y poder fermentar con buenos rendimientos. Es algo que no está desarrollado a nivel comercial y actualmente estamos en proceso de adquisición de un equipo que se encuentra en periodo de pruebas”, apunta.

Respecto a la fermentación, los investigadores utilizan microorganismos del género Clostridium, un género de bacterias capaces de fermentar a butanol con rendimientos adecuados. Como destaca la investigadora, “siempre se trata de trabajar con cepas naturales, cepas no modificadas genéticamente, en condiciones sencillas de mantenimiento y operación y que no suponen un riesgo para la salud, ya que la idea final es trasladar el proceso a una escala industrial sea de manera simple y con el menor coste”.

Diez años de actividad
El Grupo de Tecnología de Procesos Químicos y Bioquímicos ha obtenido recientemente la calificación de Unidad de Investigación Consolidada por parte de la Junta de Castilla y León, un distintivo que reconoce a los grupos de investigación de la comunidad que cuentan con un mayor nivel de calidad y de producción científica.

El grupo, que se constituyó formalmente hace diez años, está compuesto por varios profesores del Departamento de Ingeniería Química y Tecnología del Medio Ambiente de la UVa, Gerardo González, su fundador, Susana Lucas, Mónica Coca y la propia María Teresa García Cubero.

Además del desarrollo de bioprocesos y tecnologías de fermentación (la optimización y diseño de biorreactores y la obtención de bioproductos como biocombustibles líquidos o ácidos orgánicos), el equipo ha trabajado en estos años en el tratamiento de efluentes y residuos, la obtención de enzimas y biopolímeros o el desarrollo de tecnología en el proceso de fabricación de azúcar (plantas piloto, sistemas de adsorción/intercambio iónico, cristalización, etc.) dentro del Centro de Tecnología Azucarera (CTA) de la UVa en el que también colaboran profesores de los departamentos de Ingeniería de Sistemas y Automática y de Química Analítica.

EL “GRUPO DE INGENIERÍA BIOMÉDICA” Y LA EMPRESA PROSOL, PREMIOS DE INVESTIGACIÓN 2016 DEL CONSEJO SOCIAL

Fuente: Consejo Social de la UVa

El Grupo de Investigación Reconocido “Grupo de Ingeniería Biomédica” y la empresa palentina Prosol han sido distinguidos con los Premios de Investigación 2016 con los que el Consejo Social de la Universidad de Valladolid reconoce la labor de investigación que se realiza en el seno de la UVa y especialmente aquella que favorece la transferencia del conocimiento hacia la Sociedad.

Los premios, de carácter anual, constan de dos modalidades, una de las cuales se dirige a premiar la consecución de contratos de investigación y desarrollo de actividades con empresas e instituciones realizadas por departamentos, institutos universitarios y grupos de investigación reconocidos (GIR) y también por primera vez en esta edición, a cátedras y centros de estudios de la UVa.

En este caso, el jurado ha acordado otorgar el galardón al GIR “Ingeniería Biomédica” por su extensa y prolífica actividad investigadora y, especialmente, por su intensa relación con el tejido productivo que favorece la transferencia de conocimiento, lo que se ha traducido en la formalización de 46 contratos con empresas y administraciones con un importe cercano a 2 millones de euros y 11 contratos de formación por importe de 165.000 euros.

Coordinado por Roberto Hornero Sánchez, catedrático del Departamento de Teoría de la Señal y Comunicaciones e Ingeniería Telemática de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación de la UVa, este GIR es un grupo multidisciplinar de investigación formado actualmente por 6 médicos, 4 profesores de la E.T.S.I. Telecomunicación y 11 investigadores contratados con los diferentes proyectos de investigación.

Todos ellos trabajan conjuntamente en 4 líneas de investigación que se dirigen a desarrollar métodos de análisis de señales biomédicas para la ayuda en el diagnóstico de diferentes patologías, analizar imágenes de retinografías para la detección automática de los signos característicos de la retinopatía diabética, el desarrollo e implantación de servicios de telemedicina y el diseño y desarrollo de sistemas de ayuda a discapacitados o personas con alteraciones del lenguaje y comunicación mediante sistemas Brain Computer Interface (BCI).

Además de los numerosos contratos con empresas e instituciones, la labor del GIR también ha comprendido su participación en 44 proyectos I+D regionales, nacionales e internacionales por importe global superior a 2,1 millones de euros y en 13 proyectos de innovación docente.

Fruto de todo ello es la obtención de 3 patentes en Estados Unidos, dos de ellas en explotación, y una patente en España así como 4 registros de la Propiedad Intelectual en España

Los investigadores del GIR participan además en 6 redes de investigación y han elaborado además más de 380 publicaciones científicas, libros y ponencias en congresos nacionales e internacionales y han dirigido 12 tesis doctorales, obteniendo 41 premios.

En el año 2015 el GIR fue reconocido como Unidad de Investigación Consolidada (UIC 060) por parte de la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León

En esta modalidad, el Premio de Investigación Consejo Social tiene una dotación económica de 6.000 euros, que deberán destinarse a la adquisición de medios materiales relacionadas con la actividad investigadora del galardonado o a la publicación o divulgación de la misma.

Premio empresa

Los Premios de Investigación del Consejo Social consta de una segunda modalidad, de carácter honorífico, dirigida a reconocer a aquellas empresas e instituciones que destaquen especialmente por contratar actividades y proyectos de investigación, desarrollo científico e innovación tecnológica con la UVa.

Este es el caso de Prosol, del que el jurado ha destacado su apuesta por la I+D+i y el desarrollo de proyectos conjuntos con la Universidad de Valladolid a través de acuerdos de investigación.

Esta compañía fabrica más de 12 millones de tazas diarias de productos de café para las marcas privadas líderes del mercado en más de 20 países. La compañía nace en 1998 con una misión: ser la mejor alternativa con sus productos y servicios para la marca de sus clientes.

Prosol, que ha invertido 2 millones de euros en investigación en los últimos cinco años, forma un equipo coordinado y comprometido con la Universidad de Valladolid (UVa) para el desarrollo de I+D+i.  

Durante los últimos tres años ha trabajado estrechamente con el Departamento de Ingeniería Química y Tecnología del Medio Ambiente, que dirige la profesora María José Cocero, en el proyecto INFINITI y cuyo objetivo es aumentar la calidad sensorial del café soluble (mejora aromática).

La relación de Prosol con la UVa ha permitido, de hecho, que a lo largo de los últimos tres años 14 estudiantes hayan realizado prácticas en la compañía como becarios. Siete de ellos permanecen contratados en la empresa, desarrollando su labor en los departamentos de investigación.  

El jurado de los Premios de Investigación 2016 estuvo integrado por el presidente del Consejo Social, Gerardo Gutiérrez; el rector de la UVa, Daniel  Miguel San José; el vicerrector de Investigación, José Ramón López; el vicerrector de Economía, Alfonso Redondo; el vicerrector de Desarrollo e Innovación Tecnológica, Celedonio Álvarez; el presidente de la Comisión Académica del Consejo Social, César Milano; el presidente de la Comisión Económica, Jesús Jiménez; el presidente de la Comisión de Relaciones con la Sociedad, José Ramón Echevarría, y el secretario del Consejo Social, Pedro Valero, que actuó como secretario del jurado.

Palmarés

Con los Premios de Investigación, instaurados en el año 2007, el Consejo Social quiere mostrar la importancia que tiene el fomento de la investigación, el desarrollo científico y la innovación tecnológica para la Sociedad.

Asimismo, la convocatoria de estos premios se enmarca dentro de los objetivos del Consejo Social tendentes a impulsar la excelencia de la investigación universitaria y las políticas de transferencia y difusión de los resultados obtenidos en las actividades de investigación y su adecuación a las necesidades del territorio, con una mayor conexión con el tejido productivo.

En anteriores ediciones resultaron premiados en la modalidad de Departamentos, institutos universitarios y grupos de investigación el Instituto de Biología y Genética Molecular (I.B.G.M.) (2007); el Instituto de Historia Simancas (2009); el G.I.R. de "Tecnología Ambiental" (2010); el G.I.R. de Espectroscopía Raman e Infrarrojo de Cristales y Minerales (2011), el G.I.R. BIOFORGE (2012); el G.I.R. Ingeniería de Procesos a Presión (2013), y el G.I.R. Modelado, Biomédica y Visualización Avanzada del Patrimonio (MoBiVAP) (2014) y el Grupo de Investigación Reconocido “Física y Química de los sólidos”, que recibió el premio en la VIII edición convocada en 2015.

Por su parte, los galardonados en la modalidad Empresas e instituciones han sido Agroalimentaria Paraíso (2007); G. M. V. (2009); Grupo Antolín (2010); Bodegas Emilio Moro (2011); Telefónica i+D (2012); Agroseguro S. A. (2013), ABN Pipe Systems (2014) y Urbaser en la pasada edición.