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UN GRUPO DE LA UVA, REFERENTE INTERNACIONAL EN LA FÍSICA DE ÁTOMOS Y MOLÉCULAS MEDIANTE TÉCNICAS ESPECTROSCÓPICAS

Fuente: Gabinete de Comunicación de la UVa

Todos los átomos y las moléculas tienen su propia “huella dactilar”. Tanto átomos como moléculas tienen la capacidad de emitir o absorber luz, y es ese grado de emisión o absorción de luz, su espectro, la “huella” que permite descifrar su estructura y sus propiedades con un margen de error mínimo.

La espectroscopía es el conjunto de métodos que utilizan la luz para la investigación de la materia. Esta técnica instrumental ha evolucionado enormemente desde finales del siglo XIX, cuando permitió descubrir el helio en el espectro del sol antes de que se hubiera descubierto en la tierra.

Hoy en día la espectroscopía utiliza todo tipo de radiación, desde las ondas de radio, de infrarrojo, visibles, ultravioletas o rayos X, y tiene aplicación en la práctica totalidad de disciplinas y ámbitos de conocimiento: permite estimar desde el nivel de colesterol en un análisis de sangre a medir la calidad del agua de un río. 


Un grupo de investigación de la Universidad de Valladolid (UVa), el Grupo de Espectroscopía de Plasmas y Chorros Supersónicos (GEPCS), trabaja desde hace casi cuatro décadas en la aplicación de técnicas espectroscópicas al diagnóstico de plasmas (gases altamente ionizados) y al estudio de la estructura molecular.


El grupo ha obtenido la calificación de Unidad de Investigación Consolidada por parte de la Junta de Castilla y León, un distintivo que reconoce a los equipos con mayor calidad y nivel de producción científica de la comunidad. 


Su origen se encuentra en la confluencia de dos equipos de trabajo, dirigidos por Alberto Lesarri Gómez y Marco Antonio Gigosos Pérez, al que se han unido otros investigadores. “Teníamos muchos elementos comunes y compartíamos el uso de técnicas de espectroscopía, métodos teóricos y métodos instrumentales, por lo que decidimos unirnos. Los dos hacemos cálculos de estructura que nos permiten desarrollar una simulación por computador de lo que vamos a ver en el laboratorio y registrar los espectros. En un caso concluimos cómo es la estructura de las moléculas -su geometría, enlaces, etc.- y en otro se reconstruye lo que está sucediendo en el plasma -cuántos electrones libres hay, cuántas colisiones por unidad de tiempo, cómo se producen esas colisiones, qué temperatura tiene el gas, etc.-”, detallan ambos investigadores. 


Las técnicas que se utilizan para el estudio de átomos y moléculas son muy diferentes. “Los espectros que permiten identificar la estructura molecular necesitan que la molécula esté aislada y a temperaturas cercanas al cero absoluto (por debajo de los 2 grados kelvin, el equivalente a unos -271 grados centígrados), lo que requiere expandir la muestra en un chorro gaseoso. Por el contrario, en los espectros para el diagnóstico de plasmas los átomos presentan unas interacciones tremendamente fuertes con su entorno, para lo que se necesitan gases a altísimas temperaturas”, precisan.


En este último caso, se extrae información útil para otros equipos científicos que investigan, por ejemplo, la diagnosis de plasmas estelares o sistemas de reactores en los que interviene el plasma. Por otro lado, los estudios sobre moléculas han posibilitado determinar la estructura de diferentes familias de compuestos de interés estructural o biológico.

Por otro lado, avanzan, “el año pasado iniciamos una línea aplicada en colaboración con algunos profesionales del Hospital Clínico Universitario de Valladolid para utilizar la espectrometría de masas (se detectan masas de fragmentos moleculares) con fines de caracterización biológica”. 


En la actualidad, la Unidad de Investigación Consolidada está formada no solo por Alberto Lesarri y Marco Antonio Gigosos sino también por los investigadores de la UVa Juan Carlos López Alonso y Susana Blanco Rodríguez, que aportan una amplísima experiencia e interesantes líneas de investigación como el estudio de la microsolvatación para revelar los cambios producidos en los sistemas moleculares en las primeras etapas de la disolución.

A estos se les unen también los investigadores de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) José Andrés Fernández González y Emilio José Cocinero Pérez, que utilizan técnicas espectroscópicas basadas en fuentes láser. Se trata de un equipo multidisciplinar de científicos que combina experiencias procedentes de las áreas de la Física Atómica y Molecular y la Química Física.

Publicaciones de calidad e internacionalización
El Grupo de la UVa es referente en su campo de conocimiento como demuestran sus numerosas publicaciones de calidad y su alto nivel de internacionalización. En los últimos cinco años, sus trabajos han sido cinco veces portada en algunas de las revistas más prestigiosas tanto en los ámbitos de la Química pluridisciplinar (‘Angewantde Chemie’) como de la Química Física y la Física molecular (‘Physical Chemistry Chemical Physics’).

Estas publicaciones se han dedicado a estudios estructurales de alta resolución, bien de moléculas de interés biológico o estructural (por ejemplo la detección de la ribosa en fase gas en 2012), o de agregados intermoleculares (como el hexámero del propofol en 2013 o el dímero de piridina y metano en 2014).

En estos y otros trabajos, el grupo mantiene colaboraciones internacionales con universidades como la de Leibniz (Alemania), Bolonia (Italia), Virginia (Estados Unidos), Lille y Aix-Marseille (Francia), el Instituto Kurchatov (Rusia), Belgrado y Novi Sad (Serbia), el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore (Estados Unidos) o el Instituto de Ciencias Weizmann (Israel).

En lo referente a la financiación, el grupo ha contado a lo largo de su trayectoria con múltiples proyectos del Plan Nacional de I+D+i del Ministerio de Economía y Competitividad (MINECO) y de la Junta de Castilla y León. Asimismo, en 2014 promovieron un proyecto de infraestructura por un valor cercano a los 500.000 euros que fue financiado.

Entre sus equipamientos más destacados se encuentra un equipo de cálculo masivo formado por más de 120 computadoras en red y varios equipos de espectroscopía en chorro supersónico.

UN ESTUDIO PROFUNDIZA EN LOS SÍNTOMAS DEL TDAH EN NIÑOS DE CUATRO A SEIS AÑOS

Fuente: Gabinete de Comunicación de la UVa

Un grupo de investigadores del Departamento de Psicología de la Universidad de Valladolid (UVa) y de la Universidad de Talca (Chile) ha profundizado en un estudio en los factores generales y específicos del TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) en niños de cuatro a seis años. El fin último de este trabajo de investigación básica es aumentar el conocimiento en torno al TDAH en edades tempranas, una información relevante para el desarrollo de estrategias de evaluación y tratamiento precoz.

El TDAH es el más frecuente de los trastornos que afectan al neurodesarrollo infantil. Su diagnóstico es complejo, dependiendo en alto grado de la práctica particular del profesional encargado de realizar la valoración, y en general suele realizarse en la enseñanza Primaria. 

“El TDAH es un trastorno difícil de diagnosticar y, aunque hay bastantes pruebas estandarizadas, por desgracia no se suelen observar protocolos de evaluación estandarizados. Por ejemplo, algunas de sus manifestaciones son coincidentes con las de otros trastornos, e incluso con condiciones no necesariamente patológicas, como puede ser un periodo limitado de estrés agudo. También es un trastorno cuyas manifestaciones conductuales son altamente heterogéneas y mutables a lo largo del ciclo vital”, explica el profesor de la UVa que ha participado en el estudio, Benito Arias. 

A su juicio, un proceso de diagnóstico exhaustivo debería incluir un amplio rango de pruebas estandarizadas (por ejemplo, de inteligencia, función ejecutiva, atención, signos neurológicos blandos, etc.), así como entrevistas al menos con padres y maestros, registros de conducta y observación directa del niño.

Diagnóstico en edades tempranas
En el marco de un proyecto de investigación en TDAH financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDECYT) del Gobierno de Chile, los investigadores han estudiado qué modelo de medida es más apropiado para describir los 18 síntomas del TDAH que propone el manual de la Asociación Americana de Psiquiatría en niños de cuatro a seis años, edad muy por debajo de la recomendada para el diagnóstico. También se trató de conocer si la expresión de dichos síntomas es apropiada para evaluar niños en este rango de edad.

El equipo aplicó un enfoque psicométrico, utilizando como herramienta principal los modelos exploratorios de ecuaciones estructurales (ESEM, siglas en inglés de Exploratory Structural Equation Modeling). 

El estudio, que se ha prolongado a lo largo de un año, ha obtenido interesantes resultados. El primero es que se replicó en niños pequeños la misma estructura interna que la obtenida por otros estudios en niños mayores, adolescentes y adultos. “Esta estructura estaba compuesta por un factor general de TDAH y tres factores específicos (inatención, hiperactividad e impulsividad), lo que es relevante en cuanto que la literatura anterior, utilizando otros modelos, ha encontrado grandes problemas para encontrar una estructura estable del TDAH en prescolares”, señala Benito Arias, profesor del departamento de Psicología de la Universidad de Valladolid. 

Por otro lado, se ha revalidado un factor general de TDAH. “Esto quiere decir que los síntomas observables se organizan internamente en torno a un núcleo común a todos ellos, más que en torno a dos aspectos cualitativamente distintos (hiperactividad y déficit de atención). Esto acerca la conceptualización del trastorno a través de sus conductas manifiestas, a propuestas realizadas desde otras disciplinas científicas”, apunta el profesor de la UVa, quien agrega que, por ejemplo, el modelo psicométrico del TDAH con un factor general y factores específicos propuesto puede establecer nexos directos con modelos neurológicos del TDAH.


Líneas de investigación futuras
El equipo de investigación trabaja desde hace siete años en el campo del TDAH y su objetivo es seguir profundizando en diversas líneas. Por un lado, tratarán de replicar los resultados obtenidos en este rango de edad, y también comprobarán el funcionamiento longitudinal del modelo propuesto mediante medidas repetidas en diferentes edades. 

Por otro, asegura Arias, es necesario evaluar de forma “muy crítica” el descubrimiento de un factor psicométrico general del TDAH. “Esa dimensión G o causa general no tiene por ahora un correlato neurológico, genético o cognitivo claro. Establecer nexos entre ese factor psicométrico y constructos pertenecientes a otras ciencias es fundamental para dotarlo de validez y, en consecuencia, de utilidad. En caso contrario, estaríamos midiendo con absoluta precisión algo inexistente”, agrega. 

Finalmente, los resultados de este estudio y los obtenidos por otros autores sugieren que los problemas de atención podrían tener cierta naturaleza específica, más allá del propio TDAH. De este modo, actualmente se está investigando la existencia de perfiles puramente inatentos (sin hiperactividad, o incluso con hipoactividad), bajo la hipótesis de la inatención como trastorno cualitativamente distinto al TDAH (el llamado “tempo cognitivo lento”).

Referencia bibliográfica:
Arias, V. B., Ponce, F. P., Martínez-Molina, A., Arias, B., y Núñez, D. (2016). “General and specific attention-deficit/hyperactivity disorder factors of children 4 to 6 years of age: An exploratory structural equation modeling approach to assessing symptom multidimensionality”. Journal of Abnormal Psychology, 125(1), 125-137. doi: 10.1037/abn0000115

Investigadores del Grupo de Ingeniería Biomédica desarrollan pruebas simplificadas capaces de diagnosticar apnea del sueño con una precisión mayor al 90%

Fuente: Gabinete de Comunicación de la UVa

Investigadores del Grupo de Ingeniería Biomédica (GIB) de la Universidad de Valladolid (UVa) trabajan en el desarrollo de pruebas simplificadas del Síndrome de la Apnea-Hipopnea del Sueño (SAHS) a partir del análisis automático de diferentes tipos de señales fisiológicas, principalmente el nivel de saturación de oxígeno en sangre y el flujo aéreo.

En sus últimos estudios, el equipo científico ha logrado una capacidad diagnóstica de más del 90 por ciento, lo que permitiría, en un futuro, realizar las pruebas para la detección de la apnea en el propio domicilio del paciente, reducir la complejidad en el diagnóstico y disminuir así el coste sanitario y las listas de espera que actualmente manejan las saturadas unidades del sueño de los hospitales españoles.

Como recuerda Gonzalo Gutiérrez, investigador del GIB que ha centrado su tesis doctoral en esta materia, el Síndrome de la Apnea-Hipopnea del Sueño es un trastorno respiratorio caracterizado por episodios repetitivos de cese completo (apnea) o reducción notable (hipopnea) de la respiración durante el sueño.

Su prevalencia oscila entre el 2 y el 5 por ciento de la población adulta y en algunos estudios se pone de manifiesto que un alto porcentaje de los enfermos (hasta el 90 por ciento de los casos en hombres y el 98 por ciento de los casos en mujeres) podría no estar diagnosticado. La apnea conlleva una serie de problemas a corto y medio plazo, como una reducción notable de la calidad de vida del paciente, que en algunos casos deriva en accidentes de tráfico y laborales debidos a una excesiva somnolencia diurna. E incluso, a largo plazo, puede dar lugar a complicaciones severas de tipo cardiovascular.

La obesidad es uno de los factores de riesgo más importantes asociados a esta enfermedad. La apnea se produce cuando las vías respiratorias superiores se obstruyen, lo que puede originarse con el aumento del tejido adiposo alrededor de la zona del cuello, debido al exceso de peso. En este sentido, advierte el investigador, “la actual epidemia de obesidad que existe en los países occidentales está dando lugar a una mayor incidencia del Síndrome de la Apnea-Hipopnea del Sueño, que es comparable ya a la de la diabetes, mientras que los servicios de salud no están preparados para atender a todas estas personas”.

En relación al diagnóstico, actualmente el método de referencia es la polisomnografía (PSG), que consiste en la monitorización del paciente en una unidad del sueño especializada bajo supervisión de personal cualificado. Durante esta prueba, se registran más de 30 variables fisiológicas que posteriormente son estudiadas por el médico especialista, quien finalmente realiza el diagnóstico y evalúa el grado de severidad de la enfermedad.

Sin embargo, esta prueba conlleva diversos problemas: requiere la hospitalización del paciente durante una noche, con la consiguiente incomodidad para el mismo; supone unos elevados costes sanitarios en equipamiento y personal cualificado; obliga al especialista a analizar manualmente registros de unas ocho horas de duración, y colapsa las unidades del sueño, incapaces de hacer frente a un número creciente de afectados.

“Por todo ello, nuestro objetivo es simplificar esa prueba. Desarrollamos métodos de ayuda al diagnóstico mediante la utilización de un número muy reducido de señales fisiológicas, en concreto, tratamos de utilizar una única señal. Esto es posible gracias al uso de modelos matemáticos de reconocimiento de patrones, que permiten extraer de forma automática información que no es perceptible a simple vista por un especialista”, detalla Gonzalo Gutiérrez.

Tres tipos de señales fisiológicas
Los investigadores de la UVa han trabajado principalmente con tres de las señales fisiológicas que se recogen habitualmente durante las polisomnografías: la pulsioximetría o saturación de oxígeno en sangre, que mide de forma no invasiva el oxígeno transportado por la hemoglobina; la señal de flujo aéreo, que representa la cantidad de aire inhalado y exhalado por el paciente, cuyo registro se realiza con dos tipos de sensores diferentes; y la variabilidad del ritmo cardiaco, que calcula el tiempo de los intervalos entre latido y latido.

Para ello han contado con la colaboración del Servicio de Neumología del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid que dirige el doctor Félix del Campo, que ha aportado los datos necesarios procedentes de las polisomnografías que realizan habitualmente en el Servicio, con el consentimiento informado de los pacientes. “Tratamos con bases de datos amplias, de entre 150 y 300 pacientes, para que los resultados sean generalizables”, apunta el Gonzalo Gutiérrez, quien añade que los estudios han sido llevados a cabo en adultos y también en niños, en colaboración con la Unidad Multidisciplinar de Sueño y Ventilación del Hospital universitario de Brugos, ya que algunas investigaciones destacan la importante incidencia de esta enfermedad en este grupo de edad, cercana al 6 por ciento, debido a la obesidad y a otros factores de riesgo como la obstrucción que producen las anginas.

Respecto a los resultados, “a nivel de rendimiento diagnóstico hemos obtenido muy buenos resultados tanto con la señal de pulsioximetría como con la señal de flujo aéreo, llegando en ambos casos a más del 90 por ciento de precisión diagnóstica. En el caso de la señal de variabilidad del ritmo cardiaco también hemos conseguido buenos resultados pero no tan altos, concretamente, un 86 por ciento de precisión diagnóstica”, explica.

Cribado de pacientes
Los investigadores de la UVa han diseñado además algunos protocolos de cribado previo de pacientes, lo que permitiría reducir la realización de polisomnografías en el hospital hasta en un 40 por ciento. De este modo, “se reduce la necesidad de llevar a cabo pruebas completas, disminuyendo las listas de espera, ahorrando costes sanitarios, acelerando el acceso tanto al diagnóstico como al tratamiento y evitando que el paciente tenga que dormir en el hospital, ya que estos sensores se pueden trasladar fácilmente a su domicilio, tomando unos registros más representativos del sueño habitual del paciente”, concluye.

El Grupo de Ingeniería Biomédica (GIB), coordinado por el catedrático del Departamento de Teoría de la Señal y Comunicaciones e Ingeniería Telemática de la UVa Roberto Hornero Sánchez, que ha obtenido la calificación de Unidad de Investigación Consolidada por parte de la Junta de Castilla y León, prevé seguir investigando en esta línea.

“Contamos con varios proyectos encaminados a realizar las pruebas disgnósticas simplificadas en el domicilio del paciente, utilizando incluso el ‘smartphone’, una tecnología más accesible. También queremos analizar si los resultados obtenidos con señales adquiridas en los centros hospitalarios se ven refrendadas analizando las señales tomadas en el domicilio del paciente. Y también queremos avanzar en la línea de apnea pediátrica, un campo poco estudiado hasta el momento”, adelanta Gutiérrez.

Referencias bibliográficas:
Gutiérrez-Tobal, G. C., Álvarez, D., Gomez-Pilar, J., del Campo, F., y Hornero, R. (2015). “Assessment of Time and Frequency Domain Entropies to Detect Sleep Apnoea in Heart Rate Variability Recordings from Men and Women”. Entropy, 17(1), 123-141. doi:10.3390/e17010123
Gutierrez-Tobal, G., C. Alvarez, D., del Campo, F., y Hornero, R. (2015). “Utility of AdaBoost to Detect Sleep Apnea-Hypopnea Syndrome from Single-Channel Airflow”. Biomedical Engineering. DOI: 10.1109/TBME.2015.2467188