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EL CONSEJO SOCIAL APRUEBA LA LIQUIDACIÓN DE LAS CUENTAS DE LA UVa Y DESTACA LAS MEDIDAS DE EQUILIBRIO Y SOSTENIBILIDAD FINANCIERA EN LA EJECUCIÓN PRESUPUESTARIA

El Consejo Social de la UVa ha aprobado la liquidación de las cuentas anuales correspondientes al ejercicio de 2015 de la Universidad de Valladolid, de la que ha destacado las medidas de equilibrio y sostenibilidad financiera en la ejecución presupuestaria que está desarrollando el actual equipo de gobierno.

Así lo acordó el órgano de representación de la Sociedad en la Universidad en el pleno celebrado el 26 de mayo en el que también dio el visto bueno a las modificaciones presupuestarias correspondientes a 2015, que suman un total de 23,94 millones de euros, así como a las del presupuesto de 2016, que ascienden a 17,97 millones de euros.

En su valoración, el Consejo Social indica que la tesorería evidencia que a pesar de la situación económica general, el ratio de liquidez de la Universidad ha mejorado en los tres últimos años, con un saldo medio en 2015 de 59,47 millones de euros.

Asimismo, señala como otro elemento positivo el hecho de que la Universidad haya tenido una ejecución acorde con el principio de estabilidad presupuestaria, dado que la liquidación del presupuesto en términos netos arroja un resultado positivo de 10,38 millones de euros.

El nivel de ingresos ha alcanzado durante el ejercicio de 2015 la cifra de 182,2 millones de euros, lo que supone un incremento de 1,35% respecto 2014.

Por su parte, los gastos de personal, con 135,37 millones de euros, son la principal partida de gasto, dado que representan casi el 72,7% del total.

Por otra parte, el pleno del Consejo Social resaltó los principios de prudencia y sostenibilidad aplicados desde el punto de vista contable a la hora de actualizar las provisiones para gastos de jubilación del personal de la Universidad, que han supuesto un gasto extraordinario de 4,65 millones de euros que han arrojado en el ejercicio económico un desahorro de 3,84 millones de euros en la cuenta de resultados de la institución académica.

LA EDAD PROTEGE DE LOS EFECTOS NOCIVOS DE LA HCI DE LA APENA DEL SUEÑO, SEGÚN UNA INVESTIGACIÓN DE LA UVa

Fuente: Gabinete de Comunicación de la UVa

La hipoxia intermitente crónica (HCI, por sus siglas en español) es un tipo de hipoxia –falta de oxígeno- que se produce en la apnea obstructiva del sueño originando diversos efectos nocivos clínicamente visibles en los sujetos jóvenes, lo que facilita el diagnóstico de la enfermedad. Sin embargo, pese a ser más frecuente en sujetos de edad avanzada, el cuadro clínico es menos nítido, y esto dificulta el diagnóstico en las personas mayores.

Con el objetivo de profundizar en el origen de este hecho, un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid (UVa), del Instituto de Biología y Genética Molecular (IBGM) –centro mixto UVa/CSIC-, de la Universidad Nueva de Lisboa (Portugal), del Hospital Clínic de Barcelona y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Respiratorias (CIBERES) del Instituto de Salud Carlos III, ha realizado un estudio experimental en ratas jóvenes y ratas de edad avanzada en el que sugieren que la edad protege de los efectos nocivos derivados de la hipoxia intermitente crónica.

El estudio, dirigido por el grupo de investigación del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular y Fisiología de la Facultad de Medicina de la UVa y el IBGM, que trabaja desde hace más de ocho años en esta línea de investigación, ha sido publicado en la revista ‘The Journal of Physiology’, 

“Nuestros resultados son de gran relevancia ya que contribuyen a la comprensión y evaluación del poco claro cuadro clínico encontrado de aparición tardía en los pacientes con síndrome de apnea obstructiva del sueño y que en tan pocos trabajos se ha estudiado”, precisa Sara Yubero, una de las investigadoras que ha participado en el estudio. Asimismo, el trabajo “tiene también una importante implicación clínica ya que favorece que se asienten las bases para un mejor diagnóstico y tratamiento clínico del síndrome”.

Un trastorno con una gran prevalencia 
La apnea obstructiva del sueño (AOS) es una enfermedad que se caracteriza por obstrucciones repetitivas, totales o parciales, de las vías aéreas superiores (fosas nasales, boca, faringe y laringe) durante el sueño, sobre todo en los períodos de sueño REM. Cada obstrucción ocasiona un episodio de hipoxia, provocando una caída en la presión arterial de oxígeno en sangre y una disminución en la saturación de la hemoglobina -un elemento que se encuentra en el torrente sanguíneo, el cual se une al oxígeno y lo transporta hacia los tejidos del cuerpo-, lo que conduce a un cuadro de hipoxia intermitente recurrente crónica (HCI).

La activación muscular y la reacción de despertar vencen esta obstrucción, el paciente inspira y se recupera la presión arterial de oxígeno en sangre iniciándose un nuevo ciclo de obstrucción. Sin embargo, estas reacciones de despertar interrumpen el sueño nocturno, rompen el poder reparador del sueño y generan somnolencia diurna en los afectados. 

Según los datos aportados en diversos estudios, la apnea obstructiva del sueño afecta a entre el 9 y el 15 por ciento de la población de más de 35 años y su incidencia aumenta con la edad. De este modo, se estima que el 26 por ciento de los hombres y el 21 por ciento de las mujeres de más de 60-70 años presentan esta enfermedad. 

A medida que la apnea obstructiva del sueño evoluciona, genera una serie de efectos adversos que constituyen el síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS) y que agrupa a distintas patologías directamente asociadas a la hipoxia crónica intermitente, como problemas cardiovasculares -riesgo de padecer hipertensión y accidentes cardiovasculares agudos-; patologías hepatometabólicas -obesidad, resistencia a la insulina -; y alteraciones neuropsiquiátricas -ansiedad, depresión, déficits cognitivos y demencias-.

Estudio experimental en ratas jóvenes y de edad avanzada
Teniendo en cuenta la importancia sociosanitaria de la apnea obstructiva del sueño, dada esta alta prevalencia, y el hecho de que los trabajos experimentales que se centran en el estudio de los efectos de la hipoxia intermitente crónica son escasos en animales de edad avanzada, los investigadores pusieron en marcha este estudio, cuyo fin último fue además determinar por qué el síndrome de apnea obstructiva del sueño es clínicamente menos visible en los pacientes de edad avanzada.

“Nuestro estudio se centra en definir los posibles patrones distintivos en las alteraciones de los dos principales mecanismos patogénicos implicados en las patologías vinculadas al síndrome de la apnea obstructiva del sueño: el aumento del tono simpático y la aparición de un estado oxidativo. Para ello, hemos llevado a cabo una comparación de los efectos de la hipoxia intermitente crónica entre jóvenes y viejos, utilizando un modelo experimental de apnea obstructiva del sueño en ratas”, explica la investigadora.

En concreto, los investigadores emplearon ratas macho, adultos jóvenes (3-4 meses de edad) y ratas de edad avanzada (22-24 meses de edad), que se distribuyeron en cuatro grupos experimentales: controles jóvenes, animales jóvenes sometidos a hipoxia intermitente durante 15 días, controles viejos y animales viejos sometidos a hipoxia intermitente durante 15 días. En los cuatro grupos experimentales diseñados, se realizaron distintas medidas.

Los resultados obtenidos por el equipo científico muestran que el envejecimiento ofrece una protección contra los efectos perjudiciales producidos por la hipoxia intermitente crónica, que sí se han encontrado en los animales adultos jóvenes. “Esta protección provendría de dos hallazgos importantes. Nuestros datos muestran la ausencia de un tono simpático aumentado y la ausencia de un estado oxidativo en los animales de edad avanzada sometidos a hipoxia intermitente crónica, a diferencia de lo que ocurre en los animales jóvenes, en los que la hipoxia intermitente aplicada produce una clara hipertensión y una modificación del estado de oxidación –estado redox- aumentado”, precisa la investigadora.

Próximos pasos
Los resultados alcanzados tienen una gran implicación científica, “ya que sugieren importantes directrices para una futura línea de investigación, centrada en el estudio de los mecanismos implicados en la evolución del tono simpático y el estado redox (reducción-oxidación) en esta patología”. Del mismo modo, los investigadores prevén profundizar en el estudio de las posibles modificaciones del en el endotelio vascular inducidas por la hipoxia intermitente crónica como posible diana terapéutica para el tratamiento de la apnea obstructiva del sueño, particularmente en el enfermo de edad avanzada. 

El trabajo, que ha centrado la tesis doctoral del investigador Miguel Quintero, ha sido financiado con proyectos del Plan Nacional de I+D+i del Ministerio de Economía y Competitividad, del Instituto de Salud Carlos III a través del CIBERES –del que el Grupo del IBGM forma parte- y por la Junta de Castilla y León.

Referencia bibliográfica:
Quintero, M., Olea, E., Conde, S. V., Obeso, A., Gallego‐Martin, T., Gonzalez, C., Monserrat, J.M., Gómez-Niño, A., Yubero, S. y Agapito, T. (2016). “Age protects from harmful effects produced by chronic intermittent hipoxia”. The Journal of physiology. DOI: 10.1113/JP270878

INVESTIGADORES DEL IBGM Y DEL CSIC ESTUDIAN UN NUEVO TRATAMIENTO PARA LA RESTENOSIS VASCULAR

Fuente: Gabinete de Comunicación de la UVa

El Grupo de Canales Iónicos y Fisiopatología Vascular del IBGM (Instituto de Biología y Genética Molecular), centro mixto de la Universidad de Valladolid y el CSIC, estudia nuevos abordajes para el tratamiento de la restenosis, un problema frecuente tras la implantación de un stent, una mala cilíndrica que se coloca en los vasos sanguíneos para mantenerlos dilatados y evitar obstrucciones en caso de enfermedades vasculares como la arteriosclerosis.

La arteriosclerosis es una enfermedad común producida por la acumulación de colesterol y otras sustancias que se encuentran en la sangre, formando placas de ateroma. Con el tiempo, esas placas se enduceren dañando las arterias y obstruyendo el paso de la sangre, pudiendo causar infartos de miocardio o accidentes cerebrovasculares. Una solución habitual en estos casos es colocar un stent, un tubo que oprime la placa de ateroma contra la pared del vaso sanguíneo y restablece el flujo de la sangre. Sin embargo, en aproximadamente un 50 por ciento de los casos tras esta operación se produce una restenosis, una nueva obstrucción en el mismo sitio debido a que la intervención quirúrgica y la lesión asociada activan la la proliferación de las células de la musculatura lisa de las paredes de los vasos sanguíneos.

“Al colocar un stent se daña la pared del vaso sanguíneo y se genera una respuesta proliferativa, que normalmente es excesiva. De este modo, la pared del vaso se regenera y crece tanto que vuelve a ocluir el vaso. Este proceso se denomina hiperplasia intimal y es responsable de la reoclusión de los stents y también del fallo de las operaciones de transplante de órganos, porque si se cierra el vaso el injerto se muere”, explica María Teresa Pérez García, investigadora responsable del grupo junto con José Ramón López.

Para paliar la restenosis, se han diseñado algunos stent que se cubren de compuestos que permiten inhibir esa respuesta proliferativa. No obstante, “los compuestos existentes son poco específicos y no solo impiden que crezca el músculo de la pared del vaso sino también que se cierre la herida, originando trombos, de modo que el conducto puede volver a bloquearse”.

A partir de sus estudios experimentales, el grupo del IBGM ha detectado que en esa respuesta proliferativa está sobreexpresada una proteína en la membrana de las células musculares, el canal Kv1.3, que contribuye al crecimiento de la pared vascular, de forma que su bloqueo reduce la proliferación de las células del músculo de la pared del vaso dañado.

“Hemos patentado el uso de los fármacos que bloquean este canal para el tratamiento de la restenosis. Es un tratamiento más específico y ha sido probado con éxito en modelos in vitro, en un modelo de ratón y en un modelo de cerdo, en colaboración con investigadores de Barcelona. La idea última es diseñar un stent recubierto con una sustancia que incluya nuestro compuesto”, detalla la investigadora, quien añade que se encuentran en conversaciones con algunas empresas que diseñan stent para su posible aplicación.

No obstante, el grupo continúa profundizando en el estudio de este canal, analizando el mecanismo por el que se produce, con qué se asocia, qué vías de señalización activa o cuáles son los procesos que intervienen, una información que puede ser muy útil a la hora de desarrollar el tratamiento.

Un grupo de investigación consolidado
El Grupo de Canales Iónicos y Fisiopatología Vascular del IBGM ha obtenido la calificación de Unidad de Investigación Consolidada por parte de la Junta de Castilla y León, un distintivo que reconoce a los grupos de investigación de la comunidad que cuentan con un mayor nivel de calidad y de producción científica.

El grupo tiene su origen en los primeros pasos en la investigación de sus codirectores, quienes realizaron su tesis doctoral en la Facultad de Medicina de la UVa bajo la supervisión del profesor Constancio González. Tras defender la tesis en 1992, obtuvieron sendas becas de investigación en las universidades de Maryland y Johns Hopkins, en Estados Unidos. Tres años después volvieron a España y se integraron de nuevo en el grupo del profesor González.


En 2002, ambos científicos se integraron en una red de investigación del Instituto de Salud Carlos III en torno a la hipertensión y crearon un nuevo grupo en esta línea. “Siempre hemos trabajado sobre los canales iónicos, los responsables de la respuesta eléctrica de las células, de su excitabilidad. Estos canales permiten flujos de iones y eso determina la conducción de los impulsos nerviosos, por lo que son muy importantes para conocer cómo funcionan los tejidos excitables, como los existentes en el cerebro, el corazón o los vasos sanguíneos”, apunta María Teresa Pérez García.

Así, además de la hiperplasia intimal, el grupo trabaja en otra línea de investigación centrada en el estudio de las bases moleculares de la hipertensión. Para ello, precisa la investigadora, “disponemos de un modelo de ratón en el que estamos caracterizando la contribución de los distintos canales al desarrollo de la hipertensión. Se trata de una enfermedad que es la suma de muchos factores de riesgo y por ello tratamos de analizar cómo interaccionan estos factores de riesgo a nivel molecular, queremos entender el mecanismo por el que se genera ese aumento de la presión arterial para buscar nuevas dianas terapéuticas y diseñar tratamientos más específicos”.

El grupo trabaja actualmente en un proyecto del Plan Nacional de I+D+i y también cuenta con financiación del Instituto de Salud Carlos III. En la actualidad el equipo está formado por nueve miembros, además de los coordinadores, la técnico de laboratorio Esperanza Alonso, la investigadora posdoctoral Pilar Cidad, las estudiantes de doctorado Inés Álvarez, María del Carmen Arévalo, Alba Santos y Lucía Alonso, y la técnico Tania Arranz. Además, mantiene colaboraciones estables con el doctor Miguel Ángel de la Fuente (que también es profesor de la UVa y tiene su laboratorio en el IBGM) y con la doctora Mercè Roqué (Cardióloga en el Hospital Clinic de Barcelona e investigadora del IDIBAPS). Estos dos investigadores son también miembros de la Unidad de Investigación Consolidada de la Junta de Castilla y León.

LA UNIVERSIDAD DE VALLADOLID PROMUEVE UN GRUPO DE INVESTIGACIÓN INTERUNIVERSITARIO SOBRE TEATRO CLÁSICO ESPAÑOL

La Junta de Castilla y León ha concedido el distintivo de Unidad de Investigación Consolidada a un grupo de seis profesores de las universidades de Valladolid, Salamanca, León y Burgos que investigan en torno al teatro clásico español (siglos XVI y XVII). En concreto, el denominado Grupo Olmedo de Teatro Áureo (GOTA), está formado por dos profesores de la Universidad de Valladolid, Germán Vega García-Luengos y Héctor Urzáiz Tortajada; dos profesores de la Universidad de Salamanca, Miguel García-Bermejo Giner y Javier San José Lera; una profesora de la Universidad de Burgos, María Luisa Lobato López, y un profesor de la Universidad de León, Juan Matas Caballero.

El equipo está coordinado por Germán Vega García-Luengos, catedrático del Departamento de Literatura Española y Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Valladolid (UVa), quien explica el origen de la iniciativa.

“Trabajamos juntos desde hace varios años en el marco de varios proyectos, como el del Programa Consolider del Ministerio de Economía y Competitividad titulado ‘TC/12: Patrimonio Teatral Clásico Español’, y también en las Jornadas de Olmedo Clásico, la parte más académica del festival que se desarrolla paralelamente al mismo y que hemos dirigido desde su creación, hace diez años. Asimismo, coordinamos distintos portales sobre teatro clásico en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, el espacio de referencia de la cultura hispánica en Internet”, recuerda el docente e investigador de la UVa.

En relación al programa Consolider, reservado a equipos de investigación de alto nivel, el proyecto ‘TC/12: Patrimonio Teatral Clásico Español’ fue una de las escasas propuestas concedidas al área de las Humanidades, englobando distintas líneas y proyectos y a más de 150 investigadores de 12 centros académicos, coordinados por la Universidad de Valencia. Tras cinco años de trabajo, la iniciativa tendrá continuidad gracias a la concesión de un proyecto de la convocatoria 2015 de Acciones de dinamización ‘Redes de Excelencia’.

El objetivo tanto de este proyecto a nivel nacional como de la nueva Unidad de Investigación Consolidada a nivel autonómico no es otro que potenciar la investigación en torno al teatro clásico español y la proyección del mismo a la actualidad, favoreciendo su constitución en un factor cultural y económico de primer orden. 

La labor fundamental de los miembros de la Unidad de Investigación Consolidada se centra actualmente en la edición crítica de obras de teatro del Siglo de Oro. “Existe un volumen impresionante de textos en el teatro clásico español y no se ha prestado mucha atención a lo fundamental, su recuperación en las mejores condiciones. Es una labor que supone un enorme trabajo de recopilación de fuentes primarias, de manuscritos e impresos antiguos, ya que para hacer una edición crítica primero hay que recuperar todas las copias disponibles. Después hay que cotejarlas rigurosamente para establecer la relación entre ellas y determinar cuál está más cerca de la voluntad original del dramaturgo. También es necesario corregir los errores de la transmisión y realizar un estudio completo de cada una de las obras desde el punto de vista cultural y social, analizando el contexto, la fecha de escritura, de representación, los temas o los personajes”, detalla Germán Vega García-Luengos.

Los investigadores de la Universidad de Valladolid se ocupan hoy en día de la edición crítica de las obras del dramaturgo Felipe Godínez (1582-1659) y de la censura teatral, mientras que los de la Universidad de Salamanca se centran en autores como Lucas Fernández (1474-1542) y del teatro salmantino del siglo XVI, uno de los capítulos fundamentales del teatro renacentista.

Por su parte, la profesora de la Universidad de Burgos coordina la edición crítica de Agustín Moreto (1618-1669) y el profesor de la Universidad de León trabaja sobre la comedia en colaboración del siglo XVII, un género específico con interesantes implicaciones desde el punto de vista sociológico.

Un importante apoyo para iniciar nuevos proyectos
Respecto al reconocimiento de Unidad de Investigación Consolidada por parte de la Junta de Castilla y León, Germán Vega García-Luengos señala que ha supuesto “un importante apoyo” que permitirá “aprovechar las claras relaciones que el grupo tiene a nivel profesional para poder desarrollar proyectos concretos en el futuro”. Las Unidades de Investigación Consolidada son un distintivo creado por la Administración autonómica para identificar a aquellos grupos de investigación que desarrollan principalmente su actividad en Castilla y León y que cuentan con un mayor nivel de calidad y de producción científica.

En el caso del teatro clásico español, a su juicio, “es uno de los campos de investigación más fértiles dentro del área de las Humanidades”, siendo también hoy en día “uno de los capítulos de la cultura española que más actividad tiene a juzgar por el número de compañías, de espectáculos y de festivales centrados en esta temática”.

Un ejemplo claro es el festival Olmedo Clásico, que desde 2006 combina espectáculos con un apartado de debate y reflexión. “En Olmedo se pone de manifiesto que el teatro clásico todavía tiene posibilidades de llegar a la gente y eso se demuestra en que cada vez se va consiguiendo un mayor volumen de espectadores y de actividad. Dentro del festival, las Jornadas suponen un punto de encuentro para reflexionar sobre el teatro, para exponer novedades, proyectos, etc. El formato más exitoso es la mesa redonda con tiempo para el debate en la que reunimos a personas de las distintas áreas implicadas en el teatro del Siglo de Oro, directores de teatro, actores, gestores, filólogos, críticos, investigadores, etc. en un diálogo vivo”, destaca.

Una de las ediciones más destacadas de estos encuentros tuvo lugar en 2013, cuando se celebró un congreso general del proyecto Consolider, congregando a más de 150 expertos procedentes de distintas partes del mundo con el objetivo de tratar la actualidad y las nuevas perspectivas del patrimonio teatral del Siglo de Oro.

“Existe una fructífera relación entre la gente que estudia el teatro clásico y la gente que actúa. Los investigadores recuperan los textos para que los especialistas y los alumnos los estudien y también para que las compañías se puedan interesar en representarlos, como ha sucedido con 'Mujeres y criados', una comedia inédita de Lope de Vega hallada en el 2010 en la Biblioteca Nacional por un miembro del grupo ProLope de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB)”, ilustra el profesor de la UVa, una comedia que inmediatamente ha sido llevada a los escenarios por la compañía Fundación Siglo de Oro con gran éxito de público y crítica, fenómeno que se estudió en las últimas Jornadas de Olmedo.

EL CONSEJO SOCIAL ANALIZA CON EL CONSEJO DE CUENTAS DE CASTILLA Y LEÓN LAS RECOMENDACIONES DE FISCALIZACIÓN DE LA UNIVERSIDAD

El presidente del Consejo Social, Gerardo Gutiérrez, y el presidente del Consejo de Cuentas, Jesús Encabo, han mantenido una reunión para establecer cauces de colaboración entre ambas instituciones.

Al encuentro, celebrado ayer en la sede del Consejo de Cuentas en Palencia, han asistido también el consejero de Cuentas Miguel Ángel Jiménez, así como los presidentes de las comisiones Académica, de Economía y de Relaciones Sociales del Consejo Social, César Milano, Jesús Jiménez y José Ramón Echevarría, respectivamente.

La iniciativa partió del Consejo Social de la UVa tras participar el pasado mes de marzo en una jornada organizada por la Conferencia de Consejos Sociales de Universidades Españolas con el Tribunal de Cuentas para debatir sobre el contenido del Informe de Fiscalización de las Universidades Públicas en el Ejercicio 2012 y, más concretamente, sobre los aspectos relativos a las competencias de los consejos sociales.

En concreto, en esa jornada el presidente del Tribunal de Cuentas, Ramón Álvarez de Miranda, resaltó que del último informe de este tribunal se deriva la necesidad de implantar sistemas de contabilidad analítica en todas las universidades y consideró fundamental la existencia de unidades de control interno y su dependencia de los consejos sociales.

En este sentido, en el encuentro mantenido por el Consejo Social de la UVa con el órgano autonómico de control externo se han analizado expresamente las recomendaciones contenidas en el Informe de Fiscalización de la Universidad de Valladolid aprobado por el Consejo de Cuentas de Castilla y León en 2014 y se han planteado vías de colaboración para alcanzar los niveles de transparencia exigidos a la actividad universitaria.

En el referido informe, el Consejo de Cuentas recomienda que el Servicio de Control Interno de la Universidad dependa orgánicamente del Consejo Social, en aras de un cumplimiento más eficaz de sus funciones y de una mayor independencia respecto de las distintas unidades gestoras de gastos e ingresos.