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RAÚL MUÑOZ: GALENO DEL MEDIO AMBIENTE

El profesor e investigador del Instituto de Procesos Sostenibles de la UVA ha sido reconocido como el mejor investigador joven de España / Sus trabajos se centran en las energías renovables y en la búsqueda de alternativas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero

Fuente: Innovadores/Diario de Valladolid

Como escenario de fondo, se encuentra el cambio climático, el agotamiento de los recursos y la pérdida de biodiversidad, que invitan a reflexionar y a emprender medidas con carácter de urgencia.

Raúl Muñoz tiene claro que es necesario establecer estrategias con el objetivo de lograr un descenso de las emisiones de gases de efecto invernadero. Sus trabajos están orientados a ser el motor del cambio y a aprovechar las oportunidades que se presentan.

Nació en la localidad soriana de Almazán, donde estudió EGB en el colegio público Diego Laínez y, más tarde, en el Instituto de Educación Secundaria Gaya Nuño.

A los 18 años se matriculó en la Universidad de Valladolid (UVA) para cursar Ingeniería Química. «Fue una decisión fácil estudiar en la región una carrera con los más altos estándares internacionales», afirma muy orgulloso. De hecho, este prestigio es el que lo empujó a decantarse por la licenciatura.

El último año lo realizó en la Universidad de Lund, en Suecia, gracias al programa Erasmus-Sócrates. Allí surgió la oportunidad de continuar su formación en Ingeniería Ambiental realizando el doctorado.

Después de cuatro años de trabajo duro en uno de los mejores centros europeos, regresó a su hogar, al departamento de Ingeniería Química y Tecnología del Medio Ambiente de la UVA, como investigador Juan de la Cierva y, posteriormente, como investigador Ramón y Cajal.

En todo este tiempo ha realizado estancias de tres meses en la Universidad Tecnológica de Nanyang (Singapur), en la Universidad de Nueva Gales del Sur en Australia y en la Universidad de La Frontera en Chile. También pasó más de medio año en la Universidad Autónoma Metropolitana de México y en la Universidad de los Andes en Chile.

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LA PICA DE LA UVa EN LA ANTÁRTIDA: EL GOA INSTALA UN FOTÓMETRO SOLAR Y LUNAR EN EL POLO SUR

Fuente: El norte de Castilla/Victoria M. Niño

El turismo espacial ha proyectado el espejismo de un planeta Tierra de fácil acceso y recorrido. Sin embargo, llegar a sitios como la Antártida sigue siendo difícil.

De allí acaban de volver dos investigadores de la Universidad de Valladolid que han puesto la primera pica de esta institución en una base permanente para recoger datos durante todo el año de la luz solar y la lunar.

Carlos Toledano y Ramiro González son la punta de lanza del Grupo de Óptica Atmosférica (GOA), que estudia los aerosoles, las partículas líquidas y sólidas en suspensión y su incidencia en el cambio climático. Dicho grupo tiene ya presencia en los dos polos.

Ángel M. de Frutos dirige el GOA en el que trabajan 16 personas, tres de ellas en Tenerife. Desde hace casi tres décadas escrutan las citadas partículas que por su variedad, por su tamaño y por su diferente origen son más complejas, más refractarias a cualquier sistematización.

Frente a la omnipresente amenaza del dióxido de carbono que mina el aire que respiramos, hay toda una serie de nubes caprichosas formadas, por ejemplo, por los sulfuros de los volcanes, los restos de la combustión de energías fósiles o los silicios que mueven los vientos saharianos.

El interés de las medidas de la luz y la presencia de los aerosoles tiene tres objetivos principales, como explica De Frutos: «El primer es el de la salud, que nosotros no tocamos. El segundo tiene que ver con los satélites: desde las medidas en tierra se validan los sensores portados en satélites o aviones. Y un tercero, relacionado con el cambio climático».

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LA UVa ESTUDIA LA RELACIÓN ENTRE CAMBIOS CLIMÁTICOS Y CULTURALES EN LA PREHISTORIA RECIENTE DE LA PENÍNSULA IBÉRICA

Fuente: Gabinete de Comunicación de la UVa

Un grupo de investigadores del Departamento de Prehistoria de la Universidad de Valladolid (UVa), la Universidad de Nuevo México (Estados Unidos) y del Instituto de Historia del CSIC, dirigidos por la investigadora de la Universidad de Iowa (Estados Unidos) Katina Lillios, ha llevado a cabo un novedoso estudio experimental en el que aplican indicadores indirectos –denominados proxies- para profundizar en la relación existente entre cambios climáticos y transformaciones culturales y demográficas en la península Ibérica en la Prehistoria reciente.

El estudio se centra en un periodo concreto del Holoceno (la última y actual época geológica), el denominado evento 4.2 (hacia el 2200 antes de Cristo), en el que se produjeron las mayores transformaciones ambientales y culturales en la península Ibérica y que coincide con la transición entre la Edad del Cobre o Calcolítico y la Edad del Bronce.El trabajo, que ha sido publicado en la revista ‘Quaternary Science Reviews’, se enmarca en un proyecto de investigación financiado por la National Science Foundation de Estados Unidos.

Los investigadores seleccionaron tres grandes áreas de estudio en el Noroeste, Suroeste y el Sureste de la península, cada una de ellas representativas de trayectorias históricas y condiciones ambientales diferentes. “Como no podemos acercarnos directamente al clima o a la demografía del pasado, se exploraron indicadores o líneas de evidencia indirectas e independientes entre sí –proxies- de la actividad humana y del paleoclima”, explica el historiador de la UVa que ha formado parte de este equipo científico, Antonio Blanco González.

En particular, se han utilizado tres indicadores indirectos: carbono 14, carbono 13 y palinogramas (polen fósil). En cuanto al isótopo inestable carbono 14 o radiocarbono, que se utiliza desde finales de 1970 para datar eventos arqueológicos, aporta datos que vienen empleándose en la última década como indicio indirecto y relativo de actividad humana y demografía.

Por otro lado, los valores del isótopo estable carbono 13, que se reportan simultáneamente con las dataciones de carbono 14, podrían servir como indicador de tipo paleoclimático a través de una fórmula diseñada por el equipo investigador, de modo que un menor valor de este indicador se relacionaría con mayor aridez en el pasado y a la inversa. Finalmente, se han empleado 24 secuencias de polen fósil de alta resolución publicadas en la literatura y procedentes de depósitos naturales indicadores indirectos del paleoclima.

Trasvase de población del suroeste hacia el sureste

Según los resultados del estudio, el noroeste de la península es la zona con mayor estabilidad en el tiempo. “Sabíamos que el cambio cultural era muy moderado antes y después del evento 4.2. El trabajo nos ha mostrado además que su crecimiento poblacional fue sostenido, acorde con un crecimiento vegetativo natural y sin diferencias estadísticamente significativas”, apunta Blanco.

En lo referente al clima, agrega, “cambió paulatinamente hacia condiciones más frías y secas, sin que se hayan observado eventos bruscos hacia condiciones de signo opuesto, por lo que no se detectaron inflexiones reseñables coetáneas al evento 4.2 en la zona, cuyo impacto parece poco relevante”.

En relación al Suroeste peninsular, se conocía un cambio cultural notable entre el Calcolítico y la Edad del Bronce, reflejado por ejemplo en los enseres, poblados o las formas de vida. Los resultados del trabajo indican un acusado incremento de la población durante el Calcolítico, previo al evento 4.2.

 

“El volumen de población alcanzó su momento álgido alrededor del 2800 antes de Cristo. En contraste, durante la Edad del Bronce y de forma sincrónica al 4.2 se observa un aumento abrupto de la aridez ambiental paralelo a un descenso acusado de la señal antrópica. Es decir, que desde 2200 antes de Cristo el contingente de población en la zona se desplomó, siendo ese descenso estadísticamente distinto a la tendencia esperable de haber seguido una tendencia de aumento paulatino”, detalla el investigador.

Por último, en el Sureste se había detectado previamente una marcada discontinuidad entre cómo se vivía en el Calcolítico (cultura de Los Millares) y en la Edad del Bronce (cultura de El Argar). La investigación ha mostrado, en este sentido, que el evento 4.2 “sí pudo tener un fuerte impacto local, con una notable tendencia hacia condiciones más secas (un aumento de incendios forestales, la extensión de formaciones vegetales xerófilas –vegetación especialmente adaptada para la vida en un medio seco- como los encinares y una fuerte reducción de las hidrófilas, como los robledales), mientras que la población siguió una tendencia en aumento, sin desviaciones significativas”.

Trasvase de población del suroeste hacia el sureste

Por otro lado, la comparación entre las distintas regiones ha permitido al equipo de investigación sugerir, por vez primera, un posible trasvase de población desde el suroeste hacia el sureste, un factor que puede ayudar a comprender mejor la formación de la organización social de El Argar.

“Hemos comprobado que se pueden utilizar estos proxies como indicadores del cambio en el paleoclima y del impacto de la actividad humana en el pasado, es decir, permiten detectar las señales que han dejado estas transformaciones en el registro fósil”, detalla el investigador de la UVa, quien añade que estos resultados ilustrativos y prometedores deberán ser verificados en posteriores trabajos que ya están en marcha.

UN INVESTIGADOR DE LA UVa RECIBE UNA BECA PARA DESARROLLAR UN MATERIAL QUE ABSORBA EL CO2

Fuente: EFE/Caixa d'Enginyers

La fundación Caixa d'Enginyers ha otorgado la Beca Isabel P. Trabal, dotada con 10.000 euros, al ingeniero químico de la Universidad de Valladolid Luis Miguel Sanz Moral por su proyecto de desarrollo de un material capaz de absorber el CO2 de forma cíclica y eficiente.

La beca, que llega a su IV edición, es una distinción que la entidad concede con el objetivo de fomentar la excelencia científica con un componente social, dotada con 10.000 euros.

Luis Miguel Moral es ingeniero químico y ya ha recibido otros premios y distinciones de carácter internacional en el ámbito de la ingeniería química y las energías renovables por proyectos que impulsa desde la Universidad de Valladolid, donde trabaja como investigador.

Con esta beca podrá profundizar en la creación de un material que permita absorber el CO2 con el objetivo de minimizar los efectos medioambientales que provoca el cambio climático.

Además, el proyecto pretende utilizar el CO2 acumulado como materia prima en distintos procesos químicos y alimentarios como las bebidas carbonatadas, por ejemplo.

La beca se constituyó en homenaje a la primera presidenta de la Caixa d'Enginyers, Isabel P. Trabal, quien fue la primera de su promoción y la segunda mujer ingeniera en España.

La fundación Caixa d'Enginyers fue creada en 2011 con el objetivo de asumir responsabilidades sociales y actitudes solidarias bajo los principios de ecología y sostenibilidad.

El INSTITUTO DE GESTIÓN FORESTAL SOSTENIBLE LIDERA UN PROYECTO EUROPEO PARA FRENAR EL ATAQUE DEL HONGO FUSARIUM

Fuente: A. Álvarez/ Innovadores-Diario de Valladolid-El mundo

Algo tan insignificante como un hongo puede convertirse en una gran amenaza para las coníferas en Europa. Su nombre es Fusarium circinatum, apareció en Norteamérica pero ya se ha dispersado por todo el mundo y llama a las puertas de Europa. Un hongo con un alto riesgo de propagación, alentado por el cambio climático, que ataca a los pinos en montes y viveros causándoles la enfermedad del Chancro resinoso, en muchos casos mortal. De ahí la importancia del proyecto europeo Pinestrengh, con el que se pretende devolver «la fuerza a los pinos» para mantener a raya al Fusarium. Un proyecto que lidera un grupo de investigación del Instituto Universitario de Investigación en Gestión Forestal Sostenible de Palencia, IUGFS, con el catedrático Julio Díez Casero a la cabeza, en el que participan 35 países con el objetivo de entender al patógeno y controlar su propagación evitando su entrada en países que todavía no están infectados.

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