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EL CONSEJO SOCIAL CONVOCA EL PREMIO DE INNOVACIÓN EDUCATIVA 2019 PARA RECONOCER EL ESFUERZO DEL PROFESORADO DE LA UVa

Con el fin de reconocer el esfuerzo del profesorado de la Universidad de Valladolid para adaptar la enseñanza a las necesidades actuales, el Consejo Social de la UVa, en colaboración con el Vicerrectorado de Ordenación Académica, ha convocado el Premio de Innovación Educativa 2019.

El objetivo de este premio, que cumple su séptima edición, es promover y apoyar las buenas prácticas en el ámbito de la innovación docente en la Universidad de Valladolid, distinguiendo especialmente a las que se caractericen por su contribución al desarrollo social a través de la formación permanente y de la extensión universitaria.

Pueden concurrir al Premio de Innovación Educativa Consejo Social todos los miembros de la comunidad universitaria, tanto a título individual como grupo de innovación docente, que estén desarrollando o hayan concluido un proyecto o experiencia en ese ámbito, y que se hayan evaluado por la Comisión de Formación e Innovación en las cinco últimas convocatorias de Proyectos de Innovación Docente.

El premio valora especialmente aquellos proyectos que incluyen elementos innovadores en su desarrollo o metodologías de aprendizaje participativas que destaquen por su aplicación multidisciplinar y el buen uso y aprovechamiento de las TIC.

También tiene en cuenta otros aspectos de los proyectos como son los elementos innovadores de mejora del aprendizaje de los alumnos, la implantación de indicadores que midan la utilidad del proyecto, los avances sobre la situación inicial, la transferencia de resultados y la sostenibilidad en el tiempo del proyecto.

El plazo de presentación de candidaturas estará abierto hasta las 14 horas del próximo 31 de mayo, y pueden formalizarse en el Registro General de la Universidad o en el Registro Electrónico de la Universidad a través de la dirección https://sede.uva.es de la Sede Electrónica de la Universidad.

El fallo será dado a conocer antes del 28 de junio por un jurado integrado por el presidente del Consejo Social, Óscar Campillo; el rector de la Universidad de Valladolid, Antonio Largo, y otros representantes de ambas instituciones.

El proyecto ganador recibirá una dotación de 3.000 euros. También están contemplados dos accésits con una dotación económica de 1.000 euros cada uno. En todos los casos, estas cuantías deberán destinarse íntegramente a la ejecución de los proyectos distinguidos.

La entrega de estas distinciones se realizará en un acto institucional organizado por el Consejo Social y el Vicerrectorado de Ordenación Académica de la Universidad de Valladolid.

UNA INVESTIGACIÓN DEL IBGM CONSIGUE DETECTAR UN MAYOR NÚMERO DE MUTACIONES GENÉTICAS QUE PREDISPONEN AL CÁNCER

Fuente: Gabinete de Comunicación de la UVa

La investigadora Carolina Velázquez acaba de leer una tesis doctoral en la que ha conseguido un avance en las investigaciones que el Laboratorio de Diagnóstico Genético del Cáncer Hereditario desarrolla dentro del Instituto de Biología y Genética Molecular (IBGM) de la Universidad de Valladolid.

Gracias a la última tecnología de que dispone el instituto de la UVa en secuenciación masiva, han logrado detectar mutaciones genéticas patogénicas en pacientes con cáncer de mama y ovario, pero que no tenían las mutaciones de los genes BRCA1 y BRCA2, que aumentan al 85 por ciento el riesgo de padecerlo.

La detección de estas mutaciones puede ayudar a obtener tratamientos personalizados que actúen como diana en ellas, una circunstancia que no se podía desarrollar antes.

Además, ha obtenido resultados muy positivos en los estudios preliminares en los que ha utilizado fármacos específicos dirigidos a células mutadas junto a la aplicación de radioterapia. “Aunque son estudios preliminares, abren un nuevo campo de tratamientos personalizados”, explica Carolina Velázquez

En su trabajo, dirigido por las investigadoras del IBGM Carmen Domínguez, Mar Infante y Mercedes Durán, ha podido hacer ensayos clínicos en vivo con peces cebra, utilizados al igual que los ratones por su homología genética a la humana, a los que se les ha introducido un gen modificado con estas mutaciones.

Se le aplicó tratamiento con fármacos de nueva generación acompañado de radioterapia con el fin de ver las sinergias entre ambos. Su uso combinado ha demostrado una mejora en la efectividad del tratamiento.

Esta tesis es la última investigación del Laboratorio del IBGM, cuya principal labor es el trabajo que desarrolla Programa de Prevención del Cáncer Hereditario de la Junta de Castilla y León, con el que trabajan desde hace veinte años en la prevención del cáncer hereditario. En sus inicios, fueron los cánceres de mama y ovario, para luego extenderlo al colorrectal.

Un antes y un después del secuenciador masivo

La labor del laboratorio ha dado un giro de 360 grados al adquirir el pasado año herramientas de alta tecnología (un Chef y un secuenciador IONS5), ya que con esta tecnología se puede llegar a saber en tan solo mes y medio si una paciente tiene la mutación de los genes BRCA 1 y BRCA 2, que aumenta el riesgo a padecer un cáncer de mama y de ovarios un 85 por ciento, o en el caso del cáncer colorrectal, mutaciones en los genes implicados en este tipo de tumores ((MLH1, MSH2, MSH6 y PMS2).

Lo que antes, con los antiguos aparatos, costaba descifrar cerca de año y medio, ha permitido acortar de una manera espectacular los tiempos de espera, y a la vez ha eliminado el error humano en su manejo técnico, con unos resultados más fiables.

Esta tecnología ha ayudado además a analizar una cantidad mucho mayor de genes y de forma más rápida. El Chef permite preparar hasta dos chips con 16 muestras o pacientes cada uno, con un análisis de 35 genes por muestras.

Esta nueva tecnología que ha revolucionado el trabajo de la investigación genética se compone de dos herramientas diferenciadas. Una primera, es lo que se denomina un chef, en la que se introduce el ADN obtenido de una muestra de la sangre de una paciente, éste lo procesa e introduce toda la información que obtiene, lo que se llama librerías (pequeños trozos de genes), en un chip.

Este chip se introduce en una segunda máquina, la llamada de secuenciación masiva (IONS5), y hace las lecturas de estas librerías, cuya información se envía a una base de datos en “la nube”, y una vez aquí se puede analizar a través del ordenador.

Veinte años de investigación

Durante estos veinte años de trabajo en el Programa de Prevención de Cáncer Hereditario, el Laboratorio ha llegado a analizar a más de tres mil familias de Castilla y León en cáncer de mama y ovario, y más de mil cien familias en cáncer colorrectal, todos de carácter hereditario, de las cuales 600 y 220 han dado positivo, respectivamente, en las mutaciones de los genes antes señalados.

El problema radica en aquellas que han dado negativo y no se ha detectado la alteración genética implicada en el tumor, por lo que es hacia esta línea de investigación al que se dirige la investigación del laboratorio.

De hecho, de los 35 genes analizados en los 202 pacientes a los que no se les encontró las mutaciones comunes, se obtuvieron 14 mutaciones distintas, sobre las que es posible incidir de forma personalizada.

De ahí la importancia de la utilización de la secuenciación masiva, ya que gracias a esta tecnología la posibilidad de detectar mutaciones patogénicas diferentes es muy rápida y fiable.

Los resultados que se han conseguido en el caso de la investigación de Carolina Velázquez son muy esperanzadores. “Si antes hablábamos de un 20 por ciento de población con cáncer de mama hereditario, a la que se le podía aplicar un tratamiento concreto, ahora lo elevamos al 25 por ciento, ya que hemos encontrado en este 5 por ciento unas mutaciones diferentes, a los que también se les puede reconducir en el consejo genético de forma personalizada según las guías clínicas”, explica Mercedes Durán, una de las codirectoras del estudio.

INVESTIGADORAS DE LA UVa DESARROLLAN UN AMPLIO MAPA QUE INCLUYE MÁS DE 300 COLECTIVOS DE CULTURA Y TECNOLOGÍAS LIBRES

Investigadoras de la Universidad de Valladolid han desarrollado uno de los mayores mapas cartográficos con información de 306 colectivos de cultura y tecnologías libres que operan en España.

Se trata de uno de los trabajos más exhaustivos desarrollados en nuestro país y forma parte de la tesis doctoral que está desarrollando la investigadora Dafne Calvo, dirigida por la profesora del Área de Periodismo Eva Campos Domínguez.

Bajo el título “Resistencias Digitales”, el mapa que se puede consultar “https: //resistenciasdigitales.ushahidi.io” identifica las iniciativas que programan software libre, participan en tecnologías en cadena de bloques, construyen en malla, estudian la protección de la privacidad o coordinan acciones de la hacktivismo.

Es decir, la otra cara de la tecnología que trabaja al margen de las grandes empresas que como explica la investigadora “nuestros datos están controlados por unos pocos y ya hay quien se resiste a que eso suceda”. Internet se han convertido actualmente en un espacio comercializado, centralizado y controlado por un pequeño número de compañías internacionales.

Corporaciones como Google, Apple, Facebook y Amazon extraen información personal de multitud de internautas que visitan sus servicios en internet.

También deciden los anuncios que se publican y el lugar donde aparece la información relevante dentro de sus páginas y buscadores.

Entre los colectivos que se incluyen en este mapa se encuentran los proyectos de enciclopedia libre Wikimedia España, Arnical Wikimedia, Cuarto Propioen Wikimedia o Wikiesfera.

También han participado en la cartografía otros grupos como Mozilla o Trisquel, un sistema operativo libre nacido en Galicia y reconocido por Free Software Foundation.

En esta investigación también la red neutral Guifi.net, un destacado ejemplo de red en malla surgido en nuestro país, o los grupos dedicados a la fabricación de prótesis con hardware libre “Autofabricantes” y “Exando una mano”.

Esta cartografía se ubica en la plataforma de software libre “Ushahidi”.

Esta se encuentra abierta a las respuestas de nuevos colectivos que fomenten la cultura y las tecnologías libre.

Para ello han de acceder al cuestionario https://resistenciasdigitales.ushahidi.io/posts/create/2

UN NUEVO SENSOR ELECTROQUÍMICO ANALIZA EN LA PIEL DE LA UVA EL MOMENTO ÓPTIMO DE LA VENDIMIA

Fuente: Gabinete de Comunicación de la UVa

En 2017, la vendimia en la Ribera del Duero comenzó el ocho de septiembre y terminó el 20 de octubre. El año anterior, el periodo de recogida de la uva fue entre el 22 de septiembre y el siete de noviembre.

Solo en esta denominación de origen, en los últimos treinta años, ha habido variaciones de casi un mes en los comienzos y finales de las recolecciones. Ante tan amplio rango de fechas, ¿cuándo es el momento apropiado para la cosecha?

De forma general, los viticultores valoran principalmente la relación entre azúcares y ácidos en extractos de uva con métodos convencionales, con las previsiones meteorológicas y con sus experiencias previas.

La Universidad de Valladolid ha desarrollado ahora una nueva tecnología que puede ayudarles a tomar esta decisión, clave para la calidad de los caldos. Se trata de un sensor que detemina la fecha óptima a partir de información biomolecular existente en la piel de la uva.

La piel actúa como un monitor del estado de la uva. Previamente a la etapa de maduración, la uva cambia de color progresivamente. Esta evolución cromática le hace pasar del amarillo verdoso, al tinto pasando por tonalidades ocres. Es lo que se denomina el envero. El envero anuncia la proximidad de la madurez.

El nuevo método desarrollado por el grupo UVaSens, formado por especialistas en química, física e ingeniería, permite evidenciar los cambios que se producen en la piel durante la etapa de maduración.

“Desde el envero hasta el final de la maduración las células de la pulpa acumulan agua y azúcares, se expanden, y las células de la piel son afectadas por esta expansión, producen y acumulan gran cantidad de compuestos fenólicos y sus paredes comienzan a degradarse, lo que produce un ablandamiento de la uva”, explica Raquel Muñoz, integrante del equipo y profesora del Departamento de Bioquímica, Biología Molecular y Fisiología de la Universidad de Valladolid.

Los compuestos fenólicos son antioxidantes de interés para la industria alimentaria. La distribución de estos fenoles en la piel determina el grado de madurez y en última instancia la calidad del vino.

Precisamente, el sensor detecta estos cambios bioquímicos y determina la fecha idónea para la vendimia. Los resultados han sido publicados en la revista científica Food Research International.

Tres variedades
El estudio científico se realizó con muestras de tres variedades autóctonas de España: Mencía, Prieto Picudo y Juan García; y con la colaboración de la Estación Enológica de Castilla y León, el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl) y el departamento de I+D de la Bodega Cooperativa de Cigales.

Estos centros proporcionaron las muestras para el análisis durante seis semanas a lo largo de la etapa de maduración y llevaron a cabo análisis químicos que sirvieron de control.

El equipo científico calibró el sistema con tres tipos de uva dado que cada variedad muestra características propias de maduración.

Para el análisis de los cambios, se empleó un sistema de electrodos sensibles a las variaciones electroquímicas en la piel de la uva. El dispositivo calibraba los procesos de reducción-oxidación, una reacción química en la que tienen un papel esencial los compuestos fenólicos por sus propiedades antioxidantes.

En el experimento, los sensores unidos a la piel mostraron buenas correlaciones respecto al momento idóneo de madurez de la uva.

“La nueva metodología está disponible para la industria, aunque nos gustaría realizar más comprobaciones en otras variedades para mejorar el calibrado”, matiza María Luz Rodríguez Méndez, catedrática del Departamento de Química Inorgánica y coordinadora del grupo UVaSens.

Teniendo en cuenta que en cada tipo de uva los fenoles de la piel tienen un comportamiento diferenciado, el sistema se adapta a estas variaciones.

Lenguas y narices electrónicas
El grupo UVaSens está especializado en el análisis de alimentos por medio de redes de sensores para analizar muestras complejas. El punto de partida, no obstante, fue el estudio de aromas, que no son otra cosa que mezclas complejas de gases.

“Los olores suelen ser generalmente complejos, en el del café, por ejemplo, actúan hasta 500 compuestos”, resume Rodríguez Méndez.

Estas redes de sensores, combinadas con un software de tratamiento de datos (denominadas narices electrónicas), permite discriminar muestras con diferentes olores, por ejemplo, vinos con diferentes características.

A partir de esta experiencia, el grupo comenzó a desarrollar lenguas electrónicas, que son redes de sensores que analizan líquidos y facilitan a la industria alimentaria la determinación de sabores.

“Es una demanda habitual en procesos de producción de alimentos”, indica la especialista. Con las narices y lenguas electrónicas se pueden evitar las complicaciones que pueda tener una persona en su aparato olfativo o gustativo, como por ejemplo, resfriados inoportunos o evitar calificaciones derivadas de gustos personales.