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El Consejo Social de la UVa y la CVE difundirán entre los empresarios de Valladolid la actividad investigadora de la Universidad

Fuente: Consejo Social de la UVa

El Consejo Social de la Universidad de Valladolid y la Confederación Vallisoletana de Empresarios (CVE) acordaron hoy difundir entre los empresarios vallisoletanos la actividad investigadora que desarrolla la institución académica. Así se establece en el convenio de colaboración que suscribieron esta mañana el presidente del Consejo Social de la UVa, Gerardo Gutiérrez, y la presidenta de la CVE, Ángela de Miguel, en presencia del rector de la Universidad de Valladolid, Daniel Miguel San José.

La finalidad del acuerdo, que da continuidad a la colaboración que mantienen ambas entidades desde hace años, es dar a conocer entre los afiliados a la CVE en Catálogo de Servicios de Investigación de la UVa promovido por el Consejo Social.

Con ello ambas entidades pretenden que el esfuerzo investigador que desarrolla la Universidad pueda ser aprovechado por las empresas, especialmente las pymes, para mejorar su actividad.

Durante la firma del convenio, el presidente del Consejo Social indicó que una de los objetivos de este órgano de representación de la sociedad en la Universidad es poner en contacto a los que necesitan del conocimiento para el desarrollo de la economía y a aquellos que desde la instancia universitaria se dedican a generar ese conocimiento.

De ahí que, según explicó, el catálogo de la actividad investigadora trate de activar esa relación cuyo protagonismo corresponde a las empresas, que a su juicio tradicionalmente han vivido de espaldas a la realidad universitaria, y a los grupos de investigación de la Universidad.

A su vez, el rector de la Universidad de Valladolid, Daniel Miguel San José, señaló que con esta iniciativa se da un paso más en la labor de transferencia del conocimiento que se genera en la Universidad a la sociedad, y destacó que la UVa se ha dotado y promociona los instrumentos necesarios para llevar a cabo este trabajo: el Parque Científico de la Universidad de Valladolid y la Oficina de Transferencia del Conocimiento (OTRI). El rector hizo referencia además al esfuerzo económico que la propia institución académica realiza en materia de investigación.

Por su parte, la presidenta de CVE, Ángela de Miguel, consideró que la creación de este catálogo es una gran iniciativa del Consejo Social para dar a conocer la valiosa investigación que se realiza en la Universidad de Valladolid, pero ni la labor investigadora en sí, ni la creación del catálogo tendría ningún valor si no es conocida y sobre todo aprovechada por el tejido productivo de nuestra provincia, es decir, por las pequeñas y medianas empresas de Valladolid.

Asimismo destacó la importancia de que las pymes conozcan toda la investigación que se está desarrollando por parte de la universidad, muchas veces está información no llega, y a través de este convenio vamos a poner en valor esta labor investigadora para que no se pierda el talento que tenemos en la Universidad.

Y para ello, añadió, somos una de las mejores vías para dar cumplimiento al objetivo de la creación de éste catálogo.

PDF navegable
El catálogo, editado en PDF navegable, recoge toda la actividad de I+D+i que realizan los cerca de dos centenares de equipos de investigadores que la Universidad tiene activos en prácticamente todos los centros de sus cuatro campus. En concreto, reseña el trabajo de un total de 190 Grupos de Investigación Reconocidos (GIR) de las áreas de Arte y Humanidades, Ciencias, Ciencias de la Salud, Ciencias Sociales y Jurídicas e Ingeniería y Arquitectura.

De cada uno de ellos, el catálogo incluye una completa ficha con sus datos de contacto: centro al que pertenece, campus, nombre del director/coordinador del grupo y dirección, teléfono, mail y web.

A continuación, la ficha detalla los sectores económicos en los que son de aplicación de las investigaciones del grupo, y que abarcan Turismo, Ingeniería y Arquitectura, hasta los de Editorial, Aeronáutico, Astrofísico, Químico, Óptico e Industrial, por citar algunos ejemplos.

El catálogo también describe las líneas que desarrolla cada grupo, sus trabajos, los contratos conseguidos y las publicaciones en las que ha participado.

Asimismo, destaca las patentes y registros de propiedad formalizados como consecuencia de las investigaciones, los premios obtenidos por el grupo de trabajo o sus miembros, las técnicas empleadas así como enlaces de interés a otras instituciones y noticias relacionadas con el grupo investigador.

El catálogo está actualmente disponible en el apartado de Empresas e Instituciones de la web de la UVa  y también estará visible en la web de la CVE a disposición de las empresas.

La firma de este convenio se enmarca dentro de los objetivos del Consejo Social de la UVa tendentes a impulsar la excelencia de la investigación universitaria y las políticas de transferencia y difusión de los resultados obtenidos en las actividades de investigación y su adecuación a las necesidades del territorio, con una mayor conexión con el tejido productivo.

En estos objetivos se integran también otras iniciativas como el Premio de Investigación Consejo Social, el programa de becas para que los estudiantes universitarios se inicien en tareas de investigación o la ronda de encuentros mantenidas con GIR de la UVa y servirán para elaborar un documento de análisis y propuestas sobre el papel de la investigación en la Universidad.

Asimismo, responde a la línea de actuación del Consejo Social dirigida a promover las relaciones entre la Universidad y su entorno cultural, profesional, económico y social con el fin de acercar y dar a conocer la actividad universitaria en todas sus vertientes y fomentar la creación y transferencia de conocimiento.

Una tesis demuestra la presencia de compuestos con actividad antiinflamatoria en hongos comestibles

Fuente: Gabinete de Comunicación de la UVa

Una tesis presentada y defendida el pasado 22 de enero en la Facultad de Fisioterapia de Soria ha demostrado que los hongos comestibles poseen un gran potencial para ser considerados como alimentos funcionales, así como son una fuente importante de agentes antiinflamatorios naturales. Además, algunos de estos hongos podrían ser especialmente prometedores para la prevención de la inflamación y, particularmente, de la inflamación intestinal.

Su autor ha sido el doctorando Carlos Moro Lagares, cuyo trabajo fue desarrollado en el Centro de Calidad de los Alimentos del INIA de Soria, bajo la dirección de Ana María García Lafuente.

Desde hace un par de décadas, la preocupación de la población mundial por la dieta ha ido aumentando en paralelo a la divulgación de las evidencias científicas que relacionan la dieta y la salud. Este hecho ha desembocado en una vorágine de búsqueda de alimentos que contengan compuestos funcionales con efecto en la prevención o en el tratamiento de enfermedades.

En este trabajo de investigación ha estudiado el contenido de los compuestos fenólicos en ochos especies de hongos comestibles, tanto silvestres como cultivados, con actividad antioxidante y antiinflamatoria. Los compuestos fenólicos son compuestos funcionales con efectos en la prevención o en el tratamiento de enfermedades. De hecho, dichos compuestos han sido muy estudiados en frutas y verduras, pero en hongos hay muy pocos trabajos al respecto.
En el trabajo realizado se ha descrito por primera vez la composición fenólica de algunas especies de hongos que hasta el momento no se habían estudiado, como es el caso del marzuelo o el perrochico. Todas las especies estudiadas tenían actividad antioxidante, y además, se ha encontrado la presencia de compuestos con actividad antiinflamatoria en algunas de ellas.

Así, los extractos de champiñón, rebozuelo, níscalo y trompeta negra fueron capaces de reducir la respuesta inflamatoria en una línea celular de macrófagos estimulados. Dos de estas especies, el rebozuelo y la trompeta negra también redujeron la respuesta inflamatoria en una línea celular de células epiteliales intestinales estimuladas.

Desde hace un par de décadas, la preocupación de la población mundial por la dieta ha ido aumentando en paralelo a la divulgación de las evidencias científicas que relacionan la dieta y la salud. Este hecho ha desembocado en una vorágine de búsqueda de alimentos que contengan compuestos funcionales con efecto en la prevención o en el tratamiento de enfermedades.

En esta tesis se han obtenido extractos ricos en compuestos fenólicos a partir de especies de setas comestibles habituales en la zona: Agaricus bisporus (champiñón), Lactarius deliciosus (níscalo), Cantharellus cibarius (rebozuelo), Pleurorus ostreatus (seta de chopo), Boletus edulis (boleto), Calocybe gambosa (perrochico), Hygrophorus marzuolus (marzuelo) y Craterellus cornucopioides (trompeta negra) y se ha valorado su actividad antioxidante y antiinflamatoria in vitro.

Una tesis doctoral estudia harinas extruidas de trigo, arroz y maíz y su aplicación en diversos productos alimentarios

Fuente: Gabinete de Comunicación de la UVa

Mario Martínez, investigador del Área de Tecnología de Alimentos de la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias de la Universidad de Valladolid (UVa), situada en el Campus de Palencia, ha defendido su tesis doctoral con mención internacional en torno a las aplicaciones y nuevas funcionalidades de las harinas extruidas, un amplio estudio en el que se han modificado harinas de trigo, arroz y maíz a través de un proceso de extrusión.

La extrusión es un tratamiento físico capaz de modificar las propiedades de los componentes de las harinas a través de la aplicación de esfuerzo mecánico y altas temperaturas, permitiendo la mejora de la funcionalidad de las mismas y con ello la de los productos alimenticios finales. Además, el proceso fue en ocasiones complementado con diferentes tratamientos enzimáticos con el objetivo de generar nuevos productos en el mercado, como harinas dulces o harinas con propiedades saludables para el organismo.

La lectura de la tesis doctoral, dirigida por el docente e investigador de la UVa Manuel Gómez Pallarés, tuvo lugar el 26 de enero en la Casa Junco de Palencia. Aunque la mayor parte del trabajo se ha desarrollado en la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias, este se enmarca en el Programa de Doctorado en Química de la Facultad de Ciencias.

Para su realización, el investigador obtuvo primero un contrato predoctoral de la UVa, posteriormente un contrato de similar naturaleza de la Junta de Castilla y León y finalmente un contrato para la Formación de Profesorado Universitario (FPU) del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Como explica Martínez, el trigo, el arroz y el maíz, y en concreto su parte almidonosa, “son una parte importante de la dieta humana”. El almidón puede ser degradado a glucosa, la cual es una fuente de energía importante para el organismo. Además, “el almidón de estas harinas es interesante por su efecto sobre la calidad final de muchos de nuestros alimentos”.

Sin embargo, la innovación continua en materiales alimenticios y sus nuevos requisitos de calidad están forzando a adaptar aquellas materias primas a las necesidades emergentes en términos de funcionalidad y nutrición, como el desarrollo de nuevos productos sin gluten de calidad, con menor contenido en grasa o enriquecidos en fibra.

En este sentido, los tratamientos hidrotérmicos para llevar a cabo estas modificaciones están ganando protagonismo, debido entre otras cosas, a la ausencia de ingredientes químicos o artificiales. Entre ellos, la extrusión, un tratamiento físico capaz de gelatinizar el almidón, es una de las alternativas más versátiles.

Por ello, el primer objetivo de esta tesis doctoral consistió en estudiar la influencia de diferentes condiciones de extrusión (temperatura del extrusor, velocidad de alimentación y cantidad de agua añadida) sobre las propiedades fisicoquímicas y digestivas de harinas de cereal con gluten (trigo) y sin gluten (arroz).

Los investigadores comprobaron que un incremento en la intensidad de la extrusión provocó una mayor cantidad de almidón gelatinizado, que tuvo una gran capacidad de absorción de agua, incrementando significativamente las propiedades de hidratación de las harinas (llegando incluso a multiplicar por cinco y por nueve la capacidad de absorción de agua y el poder de hinchamiento de las harinas, respectivamente).

“Esta capacidad de hidratación conduce a un alto poder espesante en frío, lo cual puede ser muy interesante para algunas aplicaciones alimenticias”, asegura Martínez. Además, se incrementó la susceptibilidad a una reacción química denominada hidrólisis enzimática, lo que convertiría a estas harinas en buenas materias primas para la industria almidonera en la producción de glucosa y maltosa.

Inclusión de las harinas extruidas en productos alimenticios

Por otro lado, las nuevas propiedades fisicoquímicas de las harinas extruidas fueron explotadas para estudiar su efecto en productos intermedios durante el procesado, como batidos para posterior rebozado así como cremas y geles. En este sentido, una sustitución del 15 por ciento de harina de trigo por harina de trigo sometida a diferentes tratamientos de extrusión dio lugar a batidos con diferentes viscosidades y propiedades viscoelásticas, lo que incrementaría la variedad de batidos para posterior rebozado disponibles en el mercado.

A pesar de los nuevos perfiles de viscosidad logrados con las harinas extruidas, los investigadores señalan que algunas harinas nativas y extruidas necesitan ser adicionalmente suplementadas con otros ingredientes o aditivos para su uso en ciertos productos con el fin de lograr nuevos perfiles de viscosidad o gelificación. De este modo, harinas de trigo nativas y extruidas fueron combinadas con agares y carragenatos, dos de los hidrocoloides marinos (compuestos químicos con propiedades funcionales) más comúnmente usados en la industria alimentaria, para modificar las propiedades de sus cremas y geles. Los resultados mostraron una interesante interacción de las harinas extruidas con estos hidrocoloides marinos.

Por otra parte, también se estudió el efecto de la adición de harina sometida a diferentes condiciones de extrusión sobre la calidad de panes con y sin gluten. En panes de trigo, los resultados apuntan que “es posible obtener unos panes de calidad usando masas con un 5 por ciento de harina de trigo extruida, incrementando el rendimiento productivo de los panes fabricados”. En el caso de los panes sin gluten, “la sustitución de un 10 por ciento de harina de arroz por harina de arroz extruida también aumentó el rendimiento productivo”. Sin embargo, en este caso su incorporación supuso una reducción en el volumen específico de los panes y aumentó su dureza, efectos negativos que fueron minimizados usando una harina de arroz extruida de tamaño de partícula grueso, lo que también redujo el endurecimiento del pan a lo largo del tiempo. Estos efectos sobre panes sin gluten de arroz también fueron avalados por un segundo estudio sobre el endurecimiento de estos panes.

Producción de nuevos ingredientes: harinas dulces y azúcares más saludables

Finalmente, se exploró la alta susceptibilidad de las harinas extruidas a la hidrólisis enzimática. Los resultados “sugirieron que las harinas extruidas son buenos sustratos para la flora utilizada en los procesos fermentativos así como los principales reactantes que participan en las reacciones de Maillard (un conjunto de reacciones químicas responsables de aportar sabor, aroma y color a algunos alimentos) y las reacciones térmicas de caramelización”, precisa el investigador.

Sin embargo, desde un punto de vista nutricional, la alta susceptibilidad a la hidrólisis enzimática también implicó un aumento en la velocidad de liberación de glucosa en sangre, lo que podría tener los efectos negativos de los azúcares simples. Así, los investigadores optimizaron la creación de estructuras moleculares y supramoleculares resistentes a la digestión humana en las harinas de maíz extruidas.

26 publicaciones internacionales y un contrato en Estados Unidos

El autor ha conseguido una producción científica de 24 publicaciones internacionales en las revistas de mayor impacto mundial en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, así como dos capítulos en un libro de la prestigiosa editorial ‘CRC Taylor and Francis’, que saldrá a la luz a lo largo de este año. Además, estos trabajos han sido presentados en más de una decena de congresos internacionales en Europa y Estados Unidos.

Gracias a este exitoso trabajo, Mario Martínez se incorporará próximamente al mayor centro de investigación en carbohidratos del mundo, el Whistler Centre for Carbohydrates Research de la Purdue University (Indiana, Estados Unidos), donde trabajará como investigador postdoctoral. Asimismo, parte de las investigaciones que llevará a cabo en este centro serán esponsorizadas por una de las más poderosas multinacionales en el campo de la alimentación, Mondelez Internacional.

Guiños que se convierten en pies y manos

Fuente: Innovadores-Diario de Valladolid- E. Lera

José Carlos Carballo, a quien su familia llama Charlie, despertó un buen día de su cárcel. No podía hablar. Era incapaz de moverse. Ni siquiera masticaba los alimentos. Dependía de una traqueotomía para respirar y una sonda para alimentarse. El síndrome de cautiverio postró su cuerpo en una cama dos meses y medio después de su boda. Sin embargo, su mente no paraba de volar y de sentir emociones.

Su fiel compañera de viaje desde que la vida le jugó esta mala pasada ha sido su mujer, Puri, con la que desarrolló un sorprendente sistema de comunicación basado en el movimiento de la única parte del cuerpo que podía mover, es decir, los ojos. Los cómplices guiños voluntarios de sus párpados no solo sirvieron durante una temporada para enviarse mensajes de amor, sino que estuvieron a punto de convertirse en sus pies y manos. La fuerza de voluntad le ayudó a superar barreras y pasó a ‘moverse’ a través de su dedo índice de la mano derecha.

Pero el caso de Charlie inspiró una posible solución para el desplazamiento autónomo de personas con una inmovilidad severa como los tetrapléjicos con lesión alta, que no pueden llegar a conseguir lo que este luchador, finalmente, logró.

La magia de este particular milagro la realizó el grupo del Laboratorio de Electrónica y Bioingeniería del departamento de Teoría de la Señal y Comunicaciones e Ingeniería Telemática de la Universidad de Valladolid (UVA). «Nos enteramos de su caso y decidimos buscar una solución a su problema», cuenta Alonso Alonso, coordinador del Grado en Ingeniería de Tecnologías de Telecomunicación…

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Un doctorando de la UVa desarrolla sistemas avanzados para el control de la temperatura del Gran Colisionador de Hadrones de Ginebra

Fuente: Gabinete de Comunicación de la UVa

El doctorando del Grupo de Investigación Reconocido Control y Supervisión de Procesos de la Universidad de Valladolid (UVa) Rafal Noga ha defendido hoy su trabajo de tesis doctoral en torno al control de la temperatura criogénica del Gran Colisionador de Hadrones de Ginebra (LHC, por sus siglas en inglés), donde tuvo lugar en el verano de 2012 el descubrimiento del bosón de Higgs, un tipo de partícula elemental con un papel clave en el mecanismo que origina la masa de toda la materia y un importante eslabón para consolidar el Modelo Estándar de Física de Partículas.

El Gran Colisionador de Hadrones, un anillo de 27 kilómetros de longitud construido a 100 metros bajo tierra en las instalaciones del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN) a las afueras de Ginebra, en la frontera entre Francia y Suiza, es el mayor acelerador de partículas del mundo, capaz de realizar colisiones de partículas con la energía más alta jamás conseguida.

El LHC acelera protones hasta velocidades próximas a las de la luz, con el objetivo de ofrecer nueva información para la comprensión de la naturaleza y el origen del Universo y ayudar a desvelar los grandes enigmas que aún le quedan por resolver a la física moderna.

Para lograr estos ambiciosos objetivos, las instalaciones operan en unas condiciones extremas, en concreto, a temperaturas muy próximas al cero absoluto (por debajo de los 2 grados kelvin, el equivalente a unos -271 grados centígrados), lo que requiere unos sistemas de control de alta precisión.

Y es en esta línea en la que se centra la tesis doctoral de Rafal Noga, investigador de la UVa de origen polaco, quien ha contado con la dirección de César de Prada, coordinador del Grupo de Control y Supervisión de Procesos, y de Enrique Blanco, investigador del CERN.

“Para dirigir el haz de partículas se utilizan campos magnéticos y eso se consigue con electroimanes por los cuales habría que pasar corrientes muy elevadas, de entre 10.000 y 15.000 amperios, lo que en condiciones de temperatura normales generaría una gran cantidad de calor. Sin embargo, en las condiciones de criogenia – temperaturas lo más cercanas posible al cero absoluto- en las que opera el LHC los materiales tienen propiedades diferentes, como la superconductividad en el caso de los imanes. Así, trabajando en condiciones de superconductividad, la resistencia eléctrica es cero y por lo tanto no se desprende calor ni se consume energía eléctrica”, explica César de Prada.

La complejidad de las dinámicas y de los sistemas de control para mantener estas temperaturas de forma precisa a lo largo de los 27 kilómetros del LHC requiere técnicas avanzadas, como las que desarrollan los científicos de la UVa. Así, su aportación se centra en dotar al proyecto “de nuevos métodos de control de la temperatura criogénica, sistemas de alta precisión que si no tuvieran control automático avanzado no podrían funcionar”, asegura De Prada, ya que “las condiciones de operación son tan extremas que un proceso manual no sería viable”.

Reducción en el consumo de helio
Además de asegurar las condiciones técnicas requeridas en el LHC mediante estos sistemas de control avanzado, los investigadores de la UVa trabajan en un segundo objetivo, la optimización de la eficiencia energética del proceso, reduciendo al máximo posible el consumo de helio, el elemento que se utiliza como refrigerante para alcanzar la temperatura criogénica.

“Reduciendo el consumo de helio se puede obtener un ahorro energético significativo, traducido en un menor gasto económico, lo que supone un enorme beneficio para la organización”, apunta el docente e investigador de la UVa.

Una colaboración fructífera
El Grupo de Control y Supervisión de Procesos colabora con el CERN desde finales de los años 90. Según César de Prada, “se trata de una relación muy fructífera que nos da la oportunidad de aportar nuestros conocimientos y desarrollos a un sistema único en el mundo por los retos extraordinarios que plantea y por las condiciones de trabajo en las que opera”.

El Grupo también colabora con el CERN en otros aspectos relacionados con los sistemas de control tanto en el LHC como alrededor del mismo, donde existen cerca de 5.000 lazos de control –sistemas de regulación- de diversos subsistemas y aplicaciones, por ejemplo, los sistemas de aire acondicionado, calefacción y refrigeración. En este sentido, el equipo de la UVa también desarrolla métodos avanzados de supervisión de estos lazos de control, así como sistemas de sintonía automática y sistemas de simulación para que los técnicos y operarios se entrenen diversos tipos de procesos industriales antes de su puesta en marcha.