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Un estudio sobre el lenguaje en los niños con pérdida auditiva congénita desarrollado en la Facultad de Medicina de la UVa, Premio FIAPAS 2018

Fuente: Gabinete de Comunicación de la UVa

El Grupo SERENDIPIA, del Grado de Logopedia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid, ha recibido el Premio FIAPAS 2018 otorgado por la Confederación Española de Familias de Personas Sordas por su proyecto de investigación sobre el «Desarrollo del lenguaje en niños con detección temprana de la hipoacusia neonatal».

El trabajo analiza la evolución y el desarrollo del lenguaje oral, de un grupo de niños y niñas detectados y diagnosticados precozmente de una pérdida auditiva congénita (hipocausia bilateral prelocutiva), dentro del Programa de Detección Precoz de la Sordera Infantil, y que se han beneficiado de una intervención temprana. Entre otras conclusiones, el estudio señala que, en torno a los siete años de edad, con carácter general, este grupo de niños había alcanzado unos rangos normalizados de lenguaje.


“Estamos investigando cuándo el lenguaje y la comunicación de los niños con discapacidad auditiva detectada al nacer, se equiparan con la de los niños oyentes, y sospechamos que es a la edad de los siete años, según las pruebas que les estamos haciendo. En los primeros años de vida hemos visto que hay un desfase lingüístico muy importante, hasta que se les ponen los recursos adecuados (implantes cocleares, audífonos, etc.) para que el niño comience a escuchar y se inicia la intervención logopédica.

Una vez hecho esto, detectamos que la distancia entre unos y otros se acorta, y hacia los siete años ya se normaliza, de forma que hay niños con 12-13 años que tienen un lenguaje oral y una comunicación estupenda para la pérdida auditiva que tienen, comparable con la de los niños oyentes”, señala la doctora Belén Santiago, profesora del Dpto. de Pedagogía en el Grado en Logopedia de la UVa y coordinadora del Grupo SERENDIPIA.


Para realizar el estudio se constituyó en el año 2015 en la Facultad de Medicina de la UVa, un equipo de trabajo del que forman parte logopedas y estudiantes de este Grado, codirigido por la propia Belén Santiago; el doctor José Ignacio Benito Orejas, del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Clínico Universitario; y el psicólogo, Ángel Luis Sánchez Rosso.


Desde entonces han analizado a más de 75 niños con discapacidad auditiva a los que desde los tres hasta los 15 años, les someten a pruebas de lenguaje para comprobar su expresión, articulación, lectoescritura o discriminación auditiva; y comprobar su evolución comparándola con 80 niños oyentes de ese tramo de edad que participan también voluntariamente en el Proyecto como individuos de control.


Las pruebas realizadas sirven para “hacer una foto fija y saber cómo están los niños, presentando en ocasiones mayor alteración del lenguaje de lo que los padres piensan”, señala Belén Santiago, quien insiste en la importancia de la detección precoz para poder intervenir de forma inmediata: “El `ya hablará´ no lo podemos permitir, eso era antes.

A partir del año ya tienen que empezar a decir palabras, si sospechamos algo hay que llevarlo al pediatra para que lo derive al otorrino y ver si tiene una pérdida auditiva. Desde luego ahora mismo con todo lo que se conoce sobre este tema, no hay que perder un minuto, la detección precoz es fundamental y los beneficios a la larga son estupendos”.


La coordinadora del Grupo de SERENDIPIA apunta también algunas señales de alerta que pueden delatar que hay pérdida de audición entre los niños: “Según la edad varían los síntomas, pero la familia debe desconfiar cuando un bebé no se sobresalta con un ruido fuerte, si la voz de la madre no le tranquiliza, no se gira cuando alguien le habla o ante ruidos familiares, no balbucea, o reacciona más positivamente a las vibraciones y al tacto, que al sonido.


A partir de los dos años, si no presta atención a los sonidos del entorno y está como muy metido en su actividad y todo el ruido parece que no va con él, no entiende órdenes sencillas sin apoyo visual, hay que consultar con el pediatra.

Y si a pesar de estas señales llega a los 4-5 años sin un diagnóstico, el hecho de no sepa contar lo que le pasa o mantener una conversación sencilla, o si su lenguaje no es comprensible para su entorno; si en el cole son niños con falta de atención y de concentración, síntomas confundidos a veces con problemas de aprendizaje, hiperactividad o falta de estimulación lingüística, son señales que deberían alertarnos.


Además, hay que vigilar a aquellos niños con frecuentes otitis serosas, y como norma, se recomienda explorar la audición de todos aquellos niños con poca capacidad de atención, falta de interés por las tareas escolares o se muestren poco comunicativos”.


El Proyecto ha puesto de manifiesto la importancia de la detección precoz de la pérdida auditiva, así como de una temprana y adecuada adaptación protésica e intervención logopédica, y la extraordinaria importancia que tiene la colaboración y participación activa de la familia en todo el proceso de rehabilitación, ya que cuando este pilar falla, los resultados en la adquisición y el desarrollo del lenguaje no son tan halagüeños.


También ha servido para detectar la dificultad que tienen los jóvenes con discapacidad auditiva en la lectoescritura, lo que ha generado que el Grupo haya abierto una nueva línea de investigación para medir esta competencia. “Queremos evaluar cómo es la lectoescritura en estos chicos porque muchas veces a simple vista parece que tienen un lenguaje estupendo, una comunicación fluida para el día a día, pero hemos visto que en la lectoescritura, en la elaboración de textos, por ejemplo, en la redacción de exámenes tienen dificultades”, concluye Santiago.


Además del reconocimiento del Premio FIAPAS, el Proyecto ha logrado cinco becas del Ministerio de Educación y Cultura y de la Uva; la publicación de dos artículos en revistas especializadas (Revista de investigación en Logopedia y Revista de ORL), tres comunicaciones nacionales y seis TFG (en el Grado en Logopedia de la Uva); y una ayuda para el proyecto de investigación en Biomedicina seleccionado para desarrollar en los centros de la Gerencia Regional de Salud de Castilla y León en 2018. GRS 1497/A/17″.


Premio FIAPAS


La Confederación Española de Familias de Personas Sordas – FIAPAS es una organización sin ánimo de lucro, con implantación estatal, que constituye la mayor plataforma de representación de las familias de personas sordas de nuestro país. Desde hace 16 ediciones otorga el Premio FIAPAS con el que reconoce las labores de investigación en deficiencias auditivas, de aplicación en las categorías de Sanidad, Educación y Accesibilidad.


En esta edición, el Jurado integrado por un comité científico formado por Eulalia Juan, audióloga en el Hospital Son Llàtzer de Palma de Mallorca; la Dra. María José Lavilla, presidenta de la Comisión de Audiología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL); el Dr. Jaime Marco, presidente de la SEORL; Carmen Jaúdenes, directora de FIAPAS; y Jose Luis Aedo, presidente de FIAPAS, otorgó el Premio FIAPAS en la categoría de Educación al Grupo SERENDIPIA de la Universidad de Valladolid.

CIENTÍFICOS DEL CESME PARTICIPAN EN UN ESTUDIO QUE ASOCIA UN FÁRMACO CON EL RIESGO DE PADECER SÍNDROME DE TÚNEL CARPIANO

Fuente: Gabinete de Comunicación de la UVa

Investigadores del Centro de Estudios sobre la Seguridad de los Medicamentos (CESME) de la Universidad de Valladolid (UVa), la Universidad Bielefeld (Alemania) y el King’s College de Londres (Reino Unido) han publicado recientemente un estudio en la revista científica ‘PlOS ONE’ en el que se asocia la exposición a bifosfonatos orales con un mayor riesgo de padecer síndrome del túnel carpiano, una afección común en la que se produce una compresión del nervio mediano -que se extiende entre el antebrazo y la mano- a la altura de la muñeca.

Los bifosfonatos son un grupo de medicamentos que se utilizan de forma habitual para prevenir fracturas por osteoporosis particularmente en las mujeres posmenopáusicas. A través del CESME, ubicado en la Facultad de Medicina de la UVa, que realiza la labor de farmacovigilancia en Castilla y León, se detectaron algunos casos aislados de síndrome del túnel carpiano que podrían estar relacionados con la exposición a estos fármacos. “Identificamos que podría existir una asociación entre la exposición a bifosfonatos orales y la aparición del síndrome del túnel carpiano, una inflamación en la muñeca que da lugar a dolor y a una cierta incapacidad funcional, por lo que decidimos realizar un estudio para comprobar esta hipótesis”, explica Alfonso Carvajal, catedrático de Farmacología y, en ese momento, director del centro de la UVa.

Para ello, los investigadores aprovecharon la colaboración que mantienen con el Departamento de Atención Primaria y Ciencias de la Salud Pública del King’s College de Londres, con acceso a una gran base de datos de historias clínicas en el Reino Unido, para realizar un estudio de cohortes, es decir, para poder comparar la frecuencia de una enfermedad entre dos grupos, un grupo expuesto a un determinado factor de riesgo –en este caso los bifosfonatos orales- y otro grupo control, no expuesto .

El equipo seleccionó una muestra de 59.475 mujeres mayores de 51 años, de las cuales 19.825 estuvieron expuestas a bifosfonatos orales; el resto, fueron no expuestas. En el grupo de las tratadas con esta medicación, se detectó la presencia de síndrome del túnel carpiano en un 1’2 por ciento de los casos, mientras que en el grupo de no tratadas con estos fármacos aparecía en un 0’8 por ciento. Tras realizar los ajustes estadísticos apropiados, los investigadores comprobaron que las mujeres que toman bifosfonatos orales tendrían casi un 40 por ciento más de riesgo de presentar síndrome del túnel carpiano en relación a (con) las que no lo hacen.

Implicaciones científicas y sanitarias
Alfonso Carvajal destaca la importancia de contar con este tipo de bases de datos para la realización de estudios epidemiológicos. “Estas muestras tan enormes son inconcebibles en los estudios clínicos convencionales y se pueden alcanzar gracias a estas grandes bases de datos que se han concebido y construido en los últimos años y que permiten realizar estudios de estas características para establecer incidencias y la razón de las mismas”, afirma.

El trabajo, que se ha desarrollado a lo largo de dos años, tiene un doble interés. “Por un lado, académico y científico, ya que no solo aportamos datos sino que explicamos el mecanismo biológico por el que este medicamento para la osteoporosis puede producir esa reacción”, precisa el experto. Por otro, un interés sanitario, “ya que hay muchas mujeres expuestas a esta medicación y este efecto adverso hay que tenerlo en cuenta, o bien tratando de determinar qué mujeres podrían ser más propensas a este síndrome, o bien incorporar de alguna manera esta información al medicamento y que los médicos puedan realizar un seguimiento”, agrega.

En este sentido, existen unos procedimientos establecidos. “Cuando se encuentra una asociación de este tipo hay que seguir las vías precisas para que las autoridades reguladoras tomen las medidas oportunas. En nuestro caso, como Centro de Farmacovigilancia en Castilla y León, lo hemos puesto en conocimiento de la Agencia Española de Medicamentos (AEMPS), que se encarga de transmitirlo a su vez a la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), y es en última instancia un comité de seguridad el que adopta qué medidas tomar, evaluando el riesgo-beneficio. Por ejemplo, puede establecer la modificación en la información acerca del fármaco y dar a conocer este problema a los profesionales sanitarios y a los potenciales pacientes”, detalla.

Tres décadas realizando tareas de farmacovigilancia
El actual Centro de Estudios sobre la Seguridad de los Medicamentos de la UVa comenzó las tareas de farmacovigilancia en Castilla y León en el año 1986 como centro piloto. En 1987 recibió la acreditación como Centro de Farmacovigilancia por parte de la Comisión Nacional de Farmacovigilancia y hoy en día sigue realizando esta actividad. El CESME forma parte de la red europea ENCePP de centros de farmacovigilancia organizada por la EMA.

Entre las funciones que desempeña el centro se encuentra el Programa de Notificación Espontánea de Reacciones Adversas a Medicamentos en Castilla y León; el asesoramiento a la Consejería de Sanidad y a los profesionales sanitarios sobre reacciones adversas a medicamentos, desarrollando la formación e información necesarias en materia de farmacovigilancia y facilitando a los mismos información sobre seguridad de los medicamentos; la realización de investigaciones en materia de Farmacovigilancia; la gestión del registro de las reacciones adversas que se hayan producido durante la realización de un ensayo clínico; y la información a las autoridades sanitarias de cualquier reacción adversa grave que requiera la adopción de medidas.

Referencia bibliográfica:
Carvajal, A., Martín Arias, L. H., Sáinz, M., Escudero, A., Fierro, I., Sauzet, O., Cornelius, V. R., Molokhia, M. (2016). “Carpal Tunnel Syndrome Associated with Ora Bisphosphonates. A Population-Based Cohort Study”. PLoS One. 14;11(1):e0146772. doi: 10.1371/journal.pone.0146772.

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Un mecenas privado permitirá a la UVA investigar en implantación de embriones

Fuente: Antonio G. Encinas. El Norte de Castilla

Los vetustos despachos de la Facultad de Medicina –ahora Ciencias de la Salud– esconden proyectos de investigación que podrían derivar en grandes avances médicos. A veces, esos proyectos se ven condenados a perecer en un cajón porque con la llegada de la crisis y los recortes de fondos públicos para investigación no hay financiación para ellos.

Y a ese cajón iba encaminado el plan de Ángel Gato y José María Fidel Fernández.

Una tarde de peregrinaje en busca de fondos públicos acabó en frustración y en el posterior desahogo en una conversación informal con un amigo.

–¿Y cuánto dinero haría falta? –preguntó entonces el amigo, constructor de profesión y ajeno por completo al mundo universitario, salvo por la licenciatura que luce en su currículum.

José María Fidel respondió con una cifra.

–Ese dinero te lo pongo yo –fue la contestación del amigo.

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