Fuente: Gabinete de Comunicación de la UVa
Algo se mueve en el rígido mercado eléctrico español. Un nuevo perfil de competidor ha empezado a crecer al calor de plantas fotovoltaicas o con el empuje de pequeñas presas hidráulicas.
Se trata de las cooperativas de energías renovables, empresas que generan, distribuyen o comercializan energía desde fuentes consideradas inagotables.
Las universidades de Valladolid y del País Vasco han analizado por primera vez la evolución de este tipo de organizaciones en España, con fuerte presencia en países como Alemania o Dinamarca, pero emergentes en la península Ibérica, y han concluido que su capacidad de adaptación a los cambios normativos ha permitido su desarrollo en esta década.
La transición a fuentes de energía renovable es una condición esencial en la sostenibilidad del planeta. La energía solar o eólica son además más accesibles para su uso por parte de la ciudadanía que las fuentes fósiles.
Mientras en el oeste y en el norte de Europa existen miles de cooperativas de energía renovable que explotan estos recursos, en España el fenómeno es reciente: la primera se puso en marcha en 2010.
Ahora ocupan un 0,4% del mercado. Este tipo de empresas dispone de un potencial de crecimiento futuro, concluye un trabajo de investigación publicado en la revista científica Energy Policy por parte de la UVa y la UPV/EHU.
“Hemos estudiado las estrategias de adaptación de estas cooperativas a las barreras impuestas por el sistema”, resume Íñigo Capellán, del grupo de Energía, Economía y Dinámica de Sistemas de la Universidad de Valladolid.
Los especialistas consideran que la estructura actual del mercado (cinco compañías concentran alrededor del 80% de los clientes finales), la crisis económica de 2008, la posibilidad de comerciar electricidad desde 2010, la influencia de movimientos políticos como el 15-M y freno legislativo a nuevas renovables desde 2012 espolearon el desarrollo de estas iniciativas.
Apoyos mutuos
Una cooperativa de energía renovable es una estructura más compleja que una de consumo y usuarios, bastante más asentadas en España. Para crecer en ese complejo contexto, estas organizaciones tuvieron que aprender a apoyarse unas a otras.
Un ejemplo es la planta minihidráulica que la cooperativa EnergÉtica comparte con Som Energia, la cooperativa más grande de España, en Peñafiel (Valladolid). Esta colaboración no se limitaba a recursos técnicos, también ha llegado a procesos de aprendizaje y experiencias o ideas sociales o políticas.
Sin embargo, a pesar de su expansión territorial en los últimos años, las cooperativas de energías renovables españolas todavía tienen una presencia muy pequeña en el sistema energético español.
Los autores concluyen que, aunque algunos factores internos puedan limitar su potencial como un instrumento para la transición energética en el país, la mayor barrera actualmente es la “hostilidad del régimen actual al despliegue de las energías renovables”.
Las renovables, apuestas necesarias
Las energías renovables suponen una apuesta necesaria en la política energética del planeta. El progresivo agotamiento de recursos requerirá, en las próximas décadas, de la aplicación de políticas para la transición a este tipo de fuentes todo el mundo.
Para los especialistas “el modelo cooperativo presenta claras ventajas frente al enfoque habitual tecnocrático basado en la generación y propiedad centralizada de la energía”.
Actualmente en España las cooperativas de energías renovables españolas están compuestas por unas 60.000 personas socias cooperativistas y suministran electricidad a unos 100.000 contratos.
Parte de las conclusiones de este trabajo fueron presentadas en las XVI Jornadas de Economía Crítica (JEC2018) que se celebraron en la Universidad de León los días 20 y 21 de septiembre, con la ponencia “Cooperativismo energético de energías renovables en España: adaptación, innovación y colaboración en un contexto hostil”.
Capellán-Pérez, Iñigo, Álvaro Campos-Celador, and Jon Terés-Zubiaga. “Renewable Energy Cooperatives as an Instrument towards the Energy Transition in Spain.” Energy Policy 123 (December 1, 2018): 215–29.