La Real Academia de Doctores de España ha premiado en la categoría de Ciencias Experimentales y Tecnológicas la tesis doctoral desarrollada en la Universidad de Valladolid de Sara Cantera Ruíz de Pellón por sus investigaciones sobre la eliminación de los gases de efecto invernadero en el contexto de la economía circular.
El trabajo se ha realizado en el Programa de Doctorado en Ingeniería Química y Ambiental y ha sido dirigido por los profesores e investigadores del Instituto de Procesos Sostenibles (IPS) de la Universidad de Valladolid.
Este trabajo de investigación aporta como novedad la transformación de gases de efecto invernadero (metano) en productos de valor añadido como la ectoína (proteína natural que producen algunas bacterias muy utilizada en la cosmética, biopolímeros (producción de bioplásticos), y exopolisacáridos, con propiedades viscosizantes, gelificantes o emulgentes muy útiles en la industria de la alimentación.
Además, la investigadora ha trabajado en la optimización mocrobiológica de este proceso de trabajo y ha desarrollado biorreactores para su transformación.
De hecho, las investigaciones desarrolladas por Sara Cantera a lo largo de cuatro años, de 2014 a 2018, han sido el germen del proyecto europeo Deep Purple, en el que está involucrado el Instituto de Procesos Sostenibles para transformar el biogás obtenido de las aguas residuales y de la fracción orgánica de las basuras en ectoína.
En él, el IPS construirá dos biorreactores, que se instalarán en Toledo y en la República Checa para este fin.
Fuente: RankUVa. Portal de Analítica de Indicadores y Prospectiva de la Universidad de Valladolid
Tras los resultados publicado en septiembre de 2019, la UVa se ubica en el grupo 701-800 del ranking mundial, ocupando la zona intermedia de la tabla nacional y la primera posición en Castilla y León, por delante de la Universidad de Salamanca (tramo 801-900) y de la Universidad de Burgos (tramo 1101-1200).
En la edición 2019 del Ranking Internacional de Universidades de Moscú de las Tres Misiones Universitarias (conocido en breve como el Ranking de Moscú) se han clasificado 1200 universidades de 79 países, 34 de ellas españolas. La clasificación revela que el mayor número de las mejores universidades del mundo se encuentra en Europa: 414, casi el 35%. Asia es la región subcampeona, con el 29% de las universidades incluidas en la clasificación, seguida de América del Norte, con el 20%. Rusia representa el 6% de las mejores universidades del mundo, superando así a toda América Latina (5%) y Oceanía (4%). Las tres universidades más importantes de 2019 son la Universidad de Harvard, el Instituto Tecnológico de Massachussets y la Universidad de Pensilvania.
Recordemos que este ranking rechaza la dependencia de los datos de las encuestas y trata de medir además de la docencia y la investigación científica, una tercera misión: la interacción con la sociedad. La docencia tiene una ponderación del 45%, la investigación del 25% y la universidad y la sociedad del 30%. El ranking evalúa la calidad de la docencia, el trabajo científico y también, por primera vez en la compilación de rankings académicos globales, evalúa consistentemente la contribución de las universidades a la sociedad:
Un total de 35 alumnos de la Universidad
de Valladolid podrán beneficiarse de la nueva convocatoria las Becas de
Colaboración en Tareas de Investigación del Consejo Social de la UVa, que
estará abierta hasta el 14 de octubre.
Gracias a estas becas, dotadas con 1.000
euros cada una, los estudiantes pueden iniciarse en labores de investigación
tanto en departamentos universitarios como en institutos L.O.U. de la Universidad,
adquiriendo así una primera formación investigadora.
El programa se dirige a alumnos que
vayan a finalizar los estudios de grado y de primer curso de másteres oficiales
de la Universidad de Valladolid y que tengan nota media entre 6,5 y 7,5 puntos
según la rama de conocimiento, y un nivel de inglés B2.
Para optar a estas ayudas, los
candidatos deben presentar un proyecto de investigación que tenga conexión con
su historial científico-técnico y, en su caso, con el proyecto fin de carrera
que estén realizando.
El plazo de disfrute de la beca se
prolongará el 31 de julio de 2020, con un calendario de actividades de 30 horas
mensuales hasta completar un total de 210 horas, que se podrá ajustar al ritmo
académico.
Al finalizar este periodo, y con el fin
de facilitar la difusión de las investigaciones realizadas e impulsar la
empleabilidad de los estudiantes, el Consejo Social publicará los proyectos en
la “Galería de Becarios” de UVaINVESTIGA, su portal de apoyo a la difusión de
la actividad investigadora de la Institución Académica. (http://consejosocial.inf.uva.es/).
La convocatoria de las becas se puede
consultar través de la web del Consejo Social http://consejosocial.uva.es. La documentación
necesaria para optar a ellas deberá ser entregada en la Secretaría de los
Departamentos e Institutos L.O.U. elegidos para prestar la colaboración hasta
el día 14 de octubre.
Apuesta
por la investigación
El programa de becas fue implantado por
el Consejo Social en el curso 2012-2013 como parte de su apuesta por fomentar
la investigación, el desarrollo científico y la innovación tecnológica, y por
impulsar la excelencia de la investigación universitaria y las políticas de
transferencia y difusión de los resultados obtenidos en las actividades de
investigación
Desde entonces, un total de 216 estudiantes
universitarios han sido becados por el Consejo Social, que ha destinado para
ello 216.000 euros en los últimos siete cursos. Esta cuantía procede de la
renuncia a sus retribuciones por dietas y primas de asistencia a plenos y
comisiones de los miembros de este órgano de participación de la sociedad en la
Universidad.
En esta línea de fomento de la
investigación, también se enmarcan otras iniciativas puestas en marcha por el
Consejo Social como son la creación de sus Premios de Investigación o la elaboración
de un Catálogo de Servicios con toda la actividad de I+D+i de los equipos de investigadores
que tiene activos la Universidad.
El catedrático de Derecho Mercantil de
la Universidad de Valladolid Jesús Quijano ha recibido el Premio Consejo Social
2019 que reconoce su dilatada trayectoria en el seno de la institución
académica donde ha desarrollado una amplia labor docente desde hace más de 40 años.
Jesús Quijano recibió el galardón en el
transcurso del Solemne Acto de Apertura del Curso Académico 2019-2020, celebrado
el 20 de septiembre en el Paraninfo de la Universidad de Valladolid.
El galardón consiste en un diploma
acreditativo, un pin de oro y una escultura que reproduce una de las columnas
de la fachada histórica de la Universidad de Valladolid que fueron entregados a
Jesús Quijano por el presidente del Consejo Social, Óscar Campillo, y el rector
de la UVa, Antonio Largo.
Tras recibir el premio, Quijano expresó
su agradecimiento por este reconocimiento y reivindicó la carrera universitaria afirmando que “no hay ninguna
satisfacción mayor que el reconocimiento de los alumnos y el respeto de los
colegas”.
En este
sentido, recordó que aunque a lo largo de su trayectoria ha desempeñado
numerosos cometidos en diferentes ámbitos, “lo hice sin dejar de lado mi
auténtica referencia que es la de profesor universitario, siempre deseoso de
regresar al lugar de donde salí”.
Con la asistencia de una amplia representación
del ámbito académico, político, económico y social, el acto se inició con la
lectura del resumen de la
Memoria del Curso 2018/2019 por la secretaria general de la Universidad, Helena
Castán.
A continuación,
el catedrático de
Prehistoria, Germán Delibes, Premio Consejo Social 2012, pronunció la lección
inaugural de la apertura del curso académico, en la que, bajo el título: “Homo Venator”, hizo un
recorrido sobre la importancia y evolución de la caza en la prehistoria.
El acto estuvo presidido por el rector
de la UVa, Antonio Largo, quien ensalzó la fecunda trayectoria académica de Jesús Quijano y su compromiso con la
Universidad y con su proyección hacia la sociedad, que le han hecho merecedor
del Premio Consejo Social 2019
En su discurso, el rector destacó la
mejora en los rankings de la Universidad de Valladolid y el incremento en el
número de matrículas de nuevo ingreso en los cuatro campus y en el número de
alumnos extranjeros. “Eso nos hace ser optimistas en cuanto somos percibidos
desde el punto de vista internacional como atractivos para la formación de estudiantes
de otros países”, aseguró.
El rector apuntó
a la transformación digital como objetivo prioritario para convertir a la UVa
en una institución de vanguardia y señaló la necesidad de reforzar y rejuvenecer
las plantillas para atender adecuadamente a la docencia y la investigación.
También expresó la voluntad de la universidad de colaborar para
“aportar todo un abanico de ideas y aproximaciones a los responsables políticos
en el ámbito de la despoblación” e insistió en la igualdad como uno de los valores
con los que la institución universitaria está muy firmemente comprometida.
El rector
concluyó su intervención instando a las administraciones a que apuesten por la
Educación Superior. “Creemos imprescindible que la Junta de Castilla y León
debe apostar por sus universidades como elementos determinantes para la prosperidad
de nuestra comunidad autónoma”, aseveró.
La inauguración contó también con la
presencia de la consejera de Educación de la Junta de Castilla y León, Rocío
Lucas, quien destacó la larga historia de la UVa, de la que dijo que es una
institución con un sólido presente y un prometedor futuro.
Además, Lucas indicó que la financiación
de las universidades es una de las prioridades del Gobierno autonómico para
esta legislatura, con el compromiso de aumentar un 10 por ciento su
financiación y un apoyo a las becas, la internacionalización, la investigación
y la transferencia de conocimiento.
Como es tradicional, el Solemne Acto de Apertura del Curso Académico 2019-2020 concluyó
con la interpretación del Himno de la Universidad por parte del Coro de la UVa.
Con este premio, que cumple su vigésimo segunda edición, el Consejo Social de la UVa quiere honrar a aquellos profesores de la Universidad de Valladolid que, encontrándose en una fase de situación activa, se hayan distinguido por sus relevantes méritos docentes o investigadores, y hayan contribuido a enriquecer el patrimonio del conocimiento o a fomentar las relaciones entre la Universidad y la Sociedad.
En el entorno del alto Pisuerga, en la provincia de Palencia, viven actualmente en torno a 500 personas distribuidas en 18 núcleos de población. Hace un siglo, eran 3.500.
La emigración de los habitantes de esta zona de montaña a centros industriales en la mitad del siglo XX tuvo consecuencias sobre el caudal del río. Un equipo de investigación de la Universidad de Valladolid (UVa) ha observado que el abandono de los usos agrícolas y la renaturalización de la cuenca en combinación con el calentamiento global ha producido un descenso en la corriente hasta de un 21%.
“Posiblemente, no haya tan poca población en esta zona desde la repoblación del siglo IX”, lamenta Alfonso Pisabarro, investigador del Departamento de Geografía de la Universidad de Valladolid y responsable del estudio.
Entre los años 50 y 80 del siglo pasado, seis de cada siete habitantes de esta parte de la Montaña Palentina cambió los pastos y cultivos de subsistencia de sus antepasados por trabajos en los entornos fabriles, como el de Bilbao. Los pastizales para el ganado y los cultivos de subsistencia dejaron paso al bosque de robles y al matorral fundamentalmente.
“Observamos que existía una pérdida de recursos hídricos en el alto Pisuerga que llegaba hasta el 21% desde 1960 a 2015, sobre todo en la entrada del embalse de Requejada, y quisimos conocer las razones”, explica el geógrafo de la Facultad de Filosofía y Letras.
La primera razón les llevó a estudiar los efectos de la crisis climática sobre el río. Así, el equipo, dirigido por el catedrático Enrique Serrano, comparó las temperaturas y la pluviometría a partir de datos de las estaciones meteorológicas del entorno desde 1956 a 2015, pero aunque las temperaturas se habían incrementado en consonancia con el calentamiento global, estas junto a las precipitaciones no explicaban la totalidad del descenso de caudal del río. Existían pédidas de caudal significativas entre los años 1980 y 2000.
Entonces, los investigadores dirigieron su mirada a los usos del suelo de la cuenca. Al llevar los datos al descenso de recursos hídricos en este afluente del Duero, encajaba la regresión de la agricultura con el descenso de caudal. “Al no existir ninguna extracción humana para el consumo ni conductos subterráneos, la única otra forma de que se absorba el agua en la cuenca es la vegetación. Al incrementarse sobre todo el matorral, el río tenía menos agua que transportar”, resume Pisabarro.
Para conocer y cuantificar los cambios de uso del suelo, el equipo científico empleó fotografías aéreas estadounidenses y españolas depositadas en el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACYL) e imágenes satelitales de la NASA y de la Agencia Espacial Europea. El trabajo ha sido publicado en la revista científica Geografiska Annaler.
Sedimentos Al llevar menos caudal el Pisuerga, el equipo investigador concluyó también que el río tenía menos capacidad de transportar sedimentos.
A partir de depósitos en el embalse de Requejada, en el término municipal de Cervera de Pisuerga, se observó también que el tamaño de las arenas era cada vez menor. Como la fuerza y el volumen de la corriente son menores que hace unas décadas, el tamaño de los cantos arrastrados tiende a reducirse.
En las muestras, asimismo, aparecían un mayor contenido vegetal en los niveles más cercanos en el tiempo.
Pisabarro, que desde el 3 de julio de 2019 es doctor en Patrimonio Cultural y Natural por la Universidad de Valladolid, también ha estudiado en su tesis los efectos del descenso de las nevadas en la Cordillera Cantábrica debido a la crisis climática. Desde la década de los 80 y 90, explica, se ha producido un descenso brusco de estos fenómenos meteorológicos. Combinado con el cambio de usos del suelo, el río también ve alterado el comportamiento de su caudal. “De forma general, se puede decir que la nieve controla el funcionamiento de la cuenca, por lo que es cierto el refrán de que ‘año de nieves, año de bienes”, resume.
Los datos observados en el alto Pisuerga son extrapolables a otros ríos de la Cordillera Cantábrica, sobre todo en su vertiente sur desde la provincia de León hasta la de Burgos. En la investigación ha colaborado personal del Instituto Pirenaico de Ecología (del CSIC) y de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
Bibliografía Alfonso Pisabarro, Ramón Pellitero, Enrique Serrano & Juan Ignacio López-Moreno, ‘Impacts of land abandonment and climate variability on runoff generation and sediment transpor in the Pisuerga headwaters (Cantabrian Mountains, Spain)’, Geografiska Annaler: Series A. Physical Geography. DOI: https://doi.org/10.1080/04353676.2019.1591042
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