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¿SON LOS TRIGOS MODERNOS PEORES PARA LA SALUD Y EL MEDIO AMBIENTE?

La plataforma de divulgación científica The Conversation, de la que la UVa es socia, ja publicado un artículo firmado por los catedráticos de la Universidad de Valladolid Manuel Gómez Pallarés y Eduardo Arranz que analiza el impacto ambiental y características nutricionales de las variedades de trigo que reproducimos a continuación:

Los alimentos que consumimos en la actualidad poco tienen que ver con los que consumían nuestros antepasados. Tenemos nuevas técnicas de producción, es posible utilizar aditivos y enzimas añadidas. Los propios cultivos, e incluso las razas de animales, han cambiado mucho. El alimento más básico de nuestra cultura, el pan, no ha sido ajeno a estos cambios.

Aunque el pan se remonta a la época de las culturas egipcias y babilónicas, hoy no reconoceríamos como pan lo que se elaboraba entonces. Y todos estos cambios se aceleraron de manera muy importante en el siglo pasado, por lo que son relativamente recientes.

A pesar de que los cambios en los alimentos han permitido abastecer a un creciente número de personas que cada vez tienen una mayor esperanza de vida, existe una parte de la población que reivindica los alimentos y las prácticas que se usaban en la antigüedad. Esta reivindicación se basa en aspectos relativos al impacto medioambiental, o a la salubridad. Y en el caso del pan, existe una vuelta a las variedades de trigo cultivadas en la antigüedad, y en general se está incrementando el consumo de granos antiguos o ancestrales.

Trigo vestido y trigo desnudo

El trigo ha ido cambiando desde la antigüedad. Los agricultores han ido escogiendo las variedades que mejor se adaptaban, con mayor rendimiento o que menos enfermedades tenían, de manera natural. También potenciaron el cultivo de las variedades desnudas frente a las vestidas.

Las variedades vestidas poseen una cáscara dura que recubre al grano, y que debe eliminarse antes de la molienda del trigo. Esta cáscara supone un subproducto, y para su eliminación se requiere una maquinaria especial que no se encuentra en la mayoría de las harineras actuales. Así, algunos trigos antiguos, como la espelta o el kamut®, son trigos vestidos.

En el siglo XX, la ciencia permitió que este trabajo se hiciera de forma más planificada. Grandes centros públicos y empresas privadas obtuvieron nuevas variedades con las que se obtenía un mejor rendimiento, se adaptaban a condiciones climáticas antes impensables, y resistían mucho mejor a plagas y enfermedades.

Cambios en la planta y el grano

Además, se han obtenido variedades con mejores características nutricionales o con mejor funcionalidad para hacer panes u otros productos. En concreto, en el caso del trigo, uno de los mayores avances lo constituyó el desarrollo de variedades con el gen del enanismo. Estas variedades generaban plantas que crecían menos, pero que daban la misma cantidad de grano.

Al crecer menos, hay un menor gasto de nutrientes dedicados a la formación de estructuras que no interesan para la alimentación. Pero también se consigue que las plantas no se caigan por su propio peso, algo que se conoce como encamado. Esta cualidad ha permitido que se pueda mecanizar la recolección del trigo, y que haya menos problemas de contaminación. Al caer y estar en contacto con el suelo, que puede estar húmedo, se incrementan algunos problemas de hongos y contaminación.

Otro de los grandes avances que ha sufrido el trigo es el desarrollo de variedades con una mayor calidad proteica. De este modo, con un menor contenido de proteínas se pueden conseguir trigos con mejor calidad panadera. Y el desarrollo de proteínas en el grano es un proceso costoso, tanto para el suelo como por la necesidad de ciertos abonados.

A finales del siglo XX se realizaron grandes avances en el desarrollo de nuevas variedades de plantas mediante la modificación genética. Aunque el trigo es un organismo más complejo de modificar que otros cereales, ya existen variedades de trigo modificadas genéticamente, como algunas con un contenido en gluten casi nulo, pensadas para los enfermos celiacos y los intolerantes al gluten. Sin embargo, ninguna de estas variedades está aprobada en Europa, de momento.

¿Los trigos modernos causan más intolerancias?

Como hemos comentado, las nuevas variedades tienen ventajas evidentes, y responden a las demandas de la sociedad. Por una parte, de los consumidores, que demandan productos más económicos. Por otra, de los agricultores, que reclaman variedades con un mayor rendimiento, adaptadas a las condiciones de suelo y clima, y resistentes a plagas y enfermedades.

En los últimos años se ha extendido la creencia de que las variedades antiguas tienen ventajas en cuanto al impacto medioambiental y a sus características nutricionales, incluso un menor potencial para causar reacciones adversas, como intolerancias o alergias, en personas sensibles.

El impacto medioambiental del trigo dependerá más de cómo se cultive que de la variedad. Sería necesario estudiar múltiples aspectos, como, por ejemplo, si se riega o no, el coste de esa práctica, si se abona, si se utilizan fitosanitarios, etc. Y habría que considerar el rendimiento en grano en todos esos casos. Pero también si el trigo se procesa en molinos cercanos, y si la harina producida se utiliza en elaboraciones que se realizan y comercializan en instalaciones próximas, o viajan cientos o miles de kilómetros.

En cuanto a la capacidad de los trigos modernos de causar reacciones adversas en personas sensibles, las investigaciones realizadas hasta ahora no han aportado resultados concluyentes.

Existen estudios que encuentran un mayor potencial alergénico o inmunogénico en las variedades antiguas. Otros trabajos no encuentran diferencias entre los trigos modernos y los antiguos. Y algunos trabajos encuentran evidencias de que los trigos antiguos pueden tener ventajas sobre los modernos.

En general, se admite que la genética influye en las características de las proteínas y que estas influyen en el potencial alergénico, o en la inmunogenicidad, de los trigos. El problema es que los estudios realizados hasta la fecha comparando trigos antiguos y modernos han estudiado un número de variedades muy limitado.

Los trabajos también pueden divergir por la manera en que se estudia su potencial alergénico o su inmunogenicidad. Por tanto, es necesario realizar estudios más amplios. Muy posiblemente podamos encontrar variedades con menor potencial alergénico o inmunogénico, de gran utilidad para ser incluidas en programas de mejora genética y reducir así estas propiedades indeseadas de los trigos. Pero estas variedades no tienen por qué estar asociadas con las antiguas.

Contenido de fibra y nutrientes

Algunas personas afirman que las variedades antiguas poseen un mayor número de componentes beneficiosos, como fibra o componentes bioactivos, que las modernas. Sin embargo, los estudios realizados, además de ser escasos, no confirman esta percepción. De hecho, algunos afirman que la cantidad de fibra de los trigos antiguos es menor que la de las variedades modernas.

Aunque algunos trigos antiguos tienen un mayor contenido en carotenos que las variedades modernas usadas para elaborar pan, en la actualidad también tenemos variedades modernas de trigo duro, las utilizadas para la elaboración de pasta, con muy alto contenido en carotenos.

Es posible que estos trigos antiguos estén ligados a algunas prácticas en las elaboraciones que pueden mejorar algunos aspectos, como la biodisponibilidad de nutrientes o la digestibilidad de algunos componentes, como el uso de masas madre o fermentaciones lentas. Pero en esos casos las ventajas nutricionales vendrían por las técnicas de elaboración empleadas, y no por las variedades utilizadas.

¿Nos sienta mejor la espelta?

Dicho esto, podemos encontrarnos a personas que han cambiado el consumo de pan de trigo por panes elaborados con harinas procedentes de variedades antiguas, como la espelta o el kamut®, y que dicen sentirse mejor. Algo parecido puede ocurrir con el tritordeum, un hibrido entre trigo y cebada, que es de creación muy reciente.

Una de las explicaciones que se dan a este fenómeno es el efecto placebo, o el nocebo. Las personas tendemos a sentirnos mejor cuando creemos que tomamos algo que nos beneficia (placebo). O, al contrario, nos sentimos mal cuando nos convencemos de que algo nos sienta mal (nocebo).

En los estudios con pacientes, una parte de los sujetos estudiados deben tomar un producto que no tiene efecto, aunque el sujeto crea que recibe el mismo tratamiento que los demás. Esto se hace para eliminar el efecto placebo. Así, si alguien cree que el trigo le puede perjudicar, debido a algunas noticias o comentarios de conocidos, es posible que se sienta mal cuando coma pan normal, y que pueda sentirse mejor cuando coma pan elaborado con trigos antiguos, bajo la creencia que este pueda sentarle mejor. En esos casos puede ser difícil convencer a la persona de las bondades de los trigos modernos, y quizás sea positivo que siga tomando los antiguos.

En general, no debemos obsesionarnos con los posibles perjuicios, no demostrados, de los trigos modernos frente a los antiguos. Aunque sería conveniente profundizar en el estudio de estos aspectos, con el fin de incrementar el conocimiento y aprovecharlo en la mejora de los trigos futuros.

EL CONSEJO SOCIAL APRUEBA LOS PROGRAMAS DE TRABAJO DEL SERVICIO DE CONTROL INTERNO DE LA UVA PARA LOS EJERCICIOS 2020 Y 2021

La Comisión de Economía del Consejo Social ha aprobado en su reunión del 17 de diciembre de 2020 los programas de trabajo del Servicio de Control Interno de la Universidad de Valladolid para los ejercicios 2020 y 2021.

Estos programas de trabajo han sido elaborados bajo las directrices del Consejo Social aprobadas por su Comisión Permanente del 30 de noviembre, y de acuerdo con los criterios de rendición de cuentas y control interno que deben impulsarse en las universidades españolas fijados por el Consejo de Universidades y la Conferencia General de Política Universitaria en su documento de mejora y seguimiento de las Políticas de Financiación de las Universidades de abril de 2020.

Así, las Normas de Ejecución Presupuestaria del Presupuesto de la Universidad de Valladolid para el año 2020 establecen que el Servicio de Control Interno velará por el cumplimiento de los principios de legalidad y de eficacia en la gestión de los ingresos y de los gastos mediante la realización de actuaciones de fiscalización de auditoría contenidas en el programa de trabajo aprobado por resolución rectoral, previo informe favorable de la Comisión de Economía del Consejo.

Estos programas de trabajo fijan objetivos, plazos y procedimientos, inspirándose en los principios de mejora continua y seguimiento efectivo de las recomendaciones.

La selección de estos procedimientos y las unidades objeto de auditoría interna se realiza teniendo en cuenta entre otros, criterios como el impacto en los objetivos institucionales de la Universidad, la cuantía del volumen presupuestario afectado, la complejidad de las actividades, los mecanismos de autocontrol, los controles externos y el riesgo existente.

Con todo ello, el Servicio de Control Interno elabora una memoria anual de los resultados más relevantes de las actuaciones realizadas durante el ejercicio anterior y recomendará las actuaciones que resulten aconsejables.

Los objetivos de estas actuaciones son, entre otros, verificar el cumplimiento de la normativa que resulte de la aplicación a la gestión objeto de control, y evaluar que la actividad y los procedimientos objeto de control se realizan de acuerdo con los principios de eficacia, eficiencia, economía, planificación, coordinación, transparencia y buen gobierno.

Asimismo, otra de las funciones del Servicio de Control Interno es verificar el cumplimiento de los objetivos asignados a las unidades que componen la estructura organizativa de la Universidad, así como a los centros de coste o unidades que tengan una asignación presupuestaria.

Este informe será presentado a la Comisión de Economía del Consejo Social que lo elevará al Pleno para su aprobación.

UN INVESTIGADOR DEL IBGM COORDINA UN ESTUDIO QUE PERMITIRÁ CONOCER EL ESTADO DE LOS PACIENTES CON ENFERMEDAD DE CROHN CON SOLO UNA MUESTRA DE SANGRE

Fuente: Gabinete de Comunicación de la UVa/ Agencia Dicyt

David Bernardo, investigador del Instituto de Biología y Genética Molecular (IBGM), centro mixto Universidad de Valladolid (UVa)-CSIC, ha coordinado un prometedor estudio publicado en la revista ‘Scientific Reports’, del grupo Nature, en el que se presenta un biomarcador que permitiría conocer el estado de los pacientes con enfermedad de Crohn de forma no invasiva, con solo una muestra de sangre.

Hasta el momento, la única herramienta disponible para controlar a estos pacientes, cerca de 75.000 en España, es la colonoscopia, un procedimiento complejo e incómodo para el paciente.

El equipo investiga activamente la Enfermedad Inflamatoria Intestinal, que se divide en dos patologías cuya incidencia se reparte prácticamente a la mitad: la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn. Según ACCU España -Confederación de Crohn y Colitis Ulcerosa-, ambas alteran la capacidad del organismo para digerir los alimentos y absorber los nutrientes, son crónicas, comparten síntomas como diarrea, fatiga, dolor abdominal o pérdida de peso, y evolucionan en brotes (fases activas) y periodos de remisión (fases inactivas).

Los pacientes con enfermedad de Crohn, que se produce principalmente en el colon y en el íleon, tienen una respuesta inmune descontrolada frente a la flora comensal, una serie de bacterias no patógenas presentes en nuestro intestino de forma natural. Por ello, a diferencia de otras enfermedades inmunomediadas –aquellas en las que se produce una inflamación crónica sistémica causada por una alteración del sistema inmune- como la enfermedad celiaca, el cambio en la dieta no es efectivo.

“Es una enfermedad muy agresiva. Aunque en general los pacientes tienen un perfil inflamatorio, también pueden cursar con estenosis –un estrechamiento del tubo digestivo- e incluso fístulas”, recuerda David Bernardo, investigador del Laboratorio de Inmunología de las Mucosas del IBGM y uno de los coordinadores del estudio. Estas fístulas u orificios abiertos que pueden conectar el intestino con otros órganos o con el exterior, se producen en algún momento del curso de la enfermedad en alrededor de uno de cada cuatro pacientes, siendo una de las complicaciones más complejas. Incluso, agrega Bernardo, “el 50% de los pacientes con enfermedad de Crohn recién diagnosticada van a pasar por el quirófano a lo largo de su vida para realizar resecciones intestinales, ya que la inflamación es tan fuerte que el tejido necrotiza”.

Un diagnóstico complicado

Con todo ello, el diagnóstico de la enfermedad no es nada sencillo. Los pacientes se encuentran perdidos, se sienten mal pero la sintomatología no es clara. Así, pueden tardar años en llegar a una consulta de gastroenterología. Una vez allí se les practica una colonoscopia, la principal herramienta diagnóstica, y se les pone en tratamiento. En general, primero se les trata con inmunosupresores –fármacos que reducen la actividad del sistema inmune-. Si no se consigue controlar la enfermedad se pasa a los corticoides, y en último término se recurre a tratamientos más agresivos como la terapia biológica con anticuerpos monoclonales.

“Son los fármacos más potentes que tenemos pero solo funcionan en un tercio de los pacientes. Otro tercio no va a notar nada y otro tercio va a entrar en una fase de remisión, pero va a tener brotes recurrentes”, señala el investigador.

Pero, ¿se podría llegar a conocer el estado del paciente de una forma más sencilla e incluso a anticipar un brote? Actualmente, solo la colonoscopia permite realizar el diagnóstico y también el seguimiento de estos pacientes. Pero es una prueba invasiva, costosa, con un procedimiento previo complejo e incómoda para el paciente.

Solo existen algunos biomarcadores en sangre pero su fiabilidad es muy limitada. Por ello, el equipo de investigadores trata de localizar nuevos biomarcadores que permitan determinar de forma eficaz el estado del paciente, sin necesidad de recurrir a la colonoscopia.

Importante presencia de grasa visceral

Una característica única de la enfermedad de Crohn es el aumento de tejido adiposo alrededor de la zona intestinal afectada. Este tejido secreta moléculas que pueden promover la actividad en la enfermedad de Crohn, como son las adipoquinas. “Nos planteamos que, si estos pacientes tienen tanta grasa visceral, seguramente es que esté implicada en el desarrollo de la patología. Por ello, nos centramos en medir los niveles de adipoquinas: leptina, grelina, resistina y adiponectina en suero sanguíneo”, señala el investigador.

De este modo, obtuvieron muestras de suero sanguíneo de 36 pacientes con enfermedad de Crohn tanto en fase activa como inactiva, y de 40 controles sanos. Encontraron que los niveles de resistina podrían constituir un biomarcador importante a la hora de identificar si un paciente se encuentra en brote o si está en remisión.

Aunque los resultados son prometedores, “son datos piloto y queremos validarlos en una muestra más amplia”, subraya Bernardo. Si finalmente es posible distinguir en una muestra de sangre si la enfermedad está activa o no, “quizás la resistina también puede servircomo marcador pronóstico de un brote antes de que se desencadene, lo que sería realmente interesante, poder anticiparnos y modificar el tratamiento si es necesario”, avanza.

Pese a que la pandemia ha frenado sus planes, los investigadores esperan retomar esta línea tomando una muestra de los pacientes a los que se va a realizar una colonoscopia por práctica clínica, ya sea para el diagnóstico o para el seguimiento de la enfermedad. La muestra se va a criopreservar y, con los resultados de la colonoscopia, se categorizará como de paciente activo o inactivo. “Lo que queremos es, de forma prospectiva, ir aumentando el tamaño de la muestra para ver si los resultados se sostienen, y si es así ya podríamos plantearnos un estudio prospectivo de seguimiento de pacientes midiendo los niveles de resistina”, concluye el investigador del IBGM.

Referencia
Ortega Moreno, L., Sanz-Garcia, A., Férnadez de la Fuente, M. J., Arroyo Solera, R., Fernández-Tomé, S., Marin, A. C., … &Bernardo, D. (2020). Serumadipokines as non-invasivebiomarkers in Crohn’sdisease. Scientific Reports, 10(1), 1-7.

APROBADA LA DISTRIBUCIÓN DEFINITIVA DE LAS BECAS DE INVESTIGACIÓN DEL CONSEJO SOCIAL 2020-2021

El Consejo Social ha aprobado la distribución definitiva de sus Becas de Investigación correspondientes al curso 2020-2021, dirigidas proporcionar una primera formación investigadora a los estudiantes de la UVa que facilite su futura orientación profesional.

En total, son 35 las becas adjudicadas a otros tantos alumnos que están finalizando sus estudios de grado o que están matriculados en primer curso de alguno de los másteres oficiales de la UVa.

El listado de distribución definitiva se puede consultar pinchando aquí.

Gracias a estas ayudas, dotadas con 1.000 euros cada una, estos estudiantes podrán iniciarse en labores de investigación tanto en departamentos universitarios como en institutos L.O.U. de la Universidad.

El plazo de disfrute de la beca se prolongará hasta el 31 de julio de 2021, con un calendario de actividades de 30 horas mensuales durante 7 meses hasta completar un total de 210 horas, que se podrá ajustar al ritmo académico necesario.

Al finalizar este periodo, y con el fin de facilitar la difusión de las investigaciones realizadas e impulsar la empleabilidad de los estudiantes, el Consejo Social publicará los proyectos de los estudiantes en la “Galería de Becarios” de UVaINVESTIGA.

Este programa de becas fue implantado por el Consejo Social en el curso 2012-2013 como parte de su apuesta por fomentar la investigación, y desde entonces, un total de 251 estudiantes se han beneficiado de esta iniciativa, para la que el Consejo Social ha destinado más de 250.000 euros.

UNA INVESTIGACIÓN BECADA POR EL CONSEJO SOCIAL EN EL CAMPUS DE LA UVA EN PALENCIA ABORDA LA ELECCIÓN DE LOS ESTUDIOS POR PARTE DE LOS JÓVENES Y SU INSERCIÓN EN EL MERCADO LABORAL

Fuente: Gabinete de Comunicación de la UVa

El estudiante investigador Santiago Molinero García, junto con los profesores-tutores Mario Martínez Córcoles y Anastasio Ovejero Bernal, pertenecientes al Departamento de Psicología de la Facultad de Ciencias del Trabajo del Campus de la UVa ‘La Yutera’, han presentado un estudio cuya finalidad es la de ofrecer una radiografía actual del conjunto nacional, tanto del sistema educativo como del mercado laboral centrado en los jóvenes, para, finalmente, estudiar este tema de forma más pormenorizada en la provincia de Palencia.

El alumno ha contado para su realización con una de las becas de Iniciación en Tareas de Investigación concedidas por el Consejo Social en el curso 2019-2020.

El estudio analiza factores personales de los jóvenes (niveles económicos y educativos de las familias, la motivación-desmotivación de los alumnos con respecto a sus estudios y al empleo, la cultura del esfuerzo, etc.), y factores socioeconómicos (la conflictividad social en las áreas objeto del estudio, el acceso a los distintos niveles educativos por áreas de referencia, etc.), para posteriormente ofrecer una visión general sobre los efectos que han producido tanto las dos últimas reformas en el sistema educativo como las dos últimas reformas laborales en el mercado de trabajo, finalizando con un breve análisis sobre la Formación Profesional y la Universidad en su relación con el empleo.

Mediante la realización de una encuesta, dirigida fundamentalmente a los jóvenes de Palencia y su alfoz, se han obtenido una serie de datos que han permitido confirmar algunas de las hipótesis objeto de estudio, recogidas en la literatura que aborda la inserción laboral de los jóvenes.

Los resultados obtenidos confirman que los niveles de satisfacción y motivación y el consiguiente rendimiento de los jóvenes aumentan cuando eligen opciones educativas de su agrado y a medida que alcanzan mayores grados educativos.

El nivel de estudios influye asimismo en las expectativas con respecto al mercado laboral, ya que son los estudiantes universitarios quienes más optimistas se muestran con respecto al empleo y mayor utilidad otorgan a lo que han estudiado, seguidos de los alumnos de Formación Profesional y finalmente de los de Bachillerato.

Con respecto a la Formación Profesional, los jóvenes palentinos están concienciados en su mayoría de que representa una opción viable para el mundo laboral, además de que no la consideran como una formación de menor prestigio ni marginada socialmente.

Otra de las conclusiones a la que se llega en el estudio es que la titularidad de los centros escogidos por los jóvenes (pública, concertada o privada) está influida por el entorno socioeconómico de estos.

En esta línea, otros interesantes resultados del estudio revelan que el entorno socioeconómico y el nivel de estudios de los padres influyen sólo parcialmente en los estudios realizados por los hijos. Y, de forma muy clara, que los padres ya no son la influencia predominante a la hora de que los hijos decidan sobre sus estudios, sino que la mitad de los estudiantes deciden por sí solos qué estudiar y la otra mitad  tienen en cuenta tanto la opinión de sus padres como la información que reciben de otras fuentes.

Todo ello no hace sino confirmar la mayor libertad existente en la actualidad para que sean los jóvenes quienes decidan sobre su futuro y también la apertura de mentalidad de los progenitores.

En la investigación también se pregunta a los jóvenes sobre las últimas reformas educativas y laborales y, si bien se observa cierta desafección por su parte con respecto a la política, predomina la idea de que han sido negativas e incluso muy negativas, y que están teniendo una influencia significativa en su empleabilidad y su futuro.

En conjunto, el estudio presentado ofrece algunas claves para la educación y el empleo del presente y del futuro. Una de las mayores preocupaciones que tienen los jóvenes en Palencia y en el conjunto de España es conocer de primera mano qué perspectivas pueden tener de cara al futuro en el mundo laboral en relación con aquellos estudios que han cursado.

En la actualidad, el sistema educativo español se caracteriza por su inestabilidad (dados los constantes cambios que sufre la ley que lo regula con cada cambio de gobierno) y la poca profundización que se hace en determinados contenidos que pueden ser de gran utilidad para los estudiantes. Es necesario seguir avanzando en materia educativa, apostando por fortalecer el modelo educativo español a la vez que enlazándolo con el entorno laboral del futuro.

En el caso concreto de la Universidad, algunas de las medidas que se proponen se refieren a mejorar el ajuste en la oferta de grados, posgrados, másteres y doctorados y sus contenidos, con el fin de adaptarlos a las nuevas necesidades de la economía y el empleo en nuestro país. Y también a eliminar la estricta separación entre ámbitos de conocimiento para dar respuesta a retos actuales, como el cambio climático, la revolución digital o la crisis de la democracia, que ya no admiten respuestas únicas.

Como indica el séptimo Informe Mundial sobre la Educación Superior “Humanidades en la educación superior: generando sinergias entre Ciencia, Tecnología y Humanidades”, urge poner fin a la división artificial del conocimiento entre ciencias y letras para abordar los problemas de forma conjunta y desde múltiples perspectivas.