Fuente: Gabinete de Comunicación de la UVa
Una investigación del Departamento de Pedagogía de la Universidad de Valladolid (UVa) ha analizado el efecto que puede tener la musicoterapia en niños prematuros de una Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN).
Los resultados forman parte de la tesis doctoral de Susana Velasco Conde, dirigida por los profesores de Trabajo Social María Jesús Pérez Curiel y del Área de Música Enrique Cámara de Landa, e indican que la música puede contribuir a mejorar algunos parámetros biológicos, probablemente, relacionados con un estado de mayor relajación.
En primer lugar, midieron una serie de constantes vitales, como el peso, la presión sanguínea, el ritmo cardiaco, el ritmo respiratorio y la saturación de oxígeno en sangre, entre otros. También se tomaron todo tipo de datos sobre las ingestas y el peso de los niños.
Posteriormente, se dividieron en dos grupos, uno de los cuales escucharía música y otro no, sirviendo así de grupo de control. La idea era analizar la evolución de cada uno de los grupos de niños para observar si la música producía algún efecto sobre los parámetros controlados.
En España los estudios sobre musicoterapia en neonatos son casi inexistentes, frente a la gran producción científica de países como Estados Unidos en este campo. Por eso, los investigadores de la UVA han querido dar el paso y ser pioneros a través de un estudio que involucró a una treintena de bebés nacidos prematuramente y atendidos en la UCIN del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid.
Durante casi dos meses, Susana Velasco Conde acudió tres veces por semana a tocar el violonchelo durante un periodo de entre 30 y 45 minutos, coincidiendo con la toma de las 12:00 horas. A todos los bebés, tanto antes como después de la sesión de música, se les controlaban las constantes vitales.
Los resultados indicaron ciertas diferencias entre la recogida de datos anterior y posterior a escuchar música. Tras la música presentaron una mejor frecuencia cardiaca, mejor saturación de oxígeno en sangre y mejor frecuencia respiratoria.
En definitiva, parecían estar más relajados que antes de escuchar el violonchelo. Por otro lado, aquellos que escuchaban música tuvieron un peso mayor el día del alta que los que no escucharon música; incluso en conjunto este grupo de niños abandonó antes el ingreso, aunque la diferencia no fue significativa como para sacar conclusiones al respecto.
“Es un estudio muy puntual y, a pesar de las conclusiones que nosotros hemos sacado, no quiere decir que el efecto vaya a ser siempre el mismo en todas las circunstancias”, advierte Susana Velasco sobre estos resultados. En cualquier caso, van en la línea de otras investigaciones realizadas fuera de España.
Los estudios llevados a cabo en Estados Unidos sobre música y neonatos prematuros han aportado experiencias muy curiosas. En una de ellas, realizada por Jayne Standley con el método Pacifier Activated Lullaby (PAL®), “los niños tenían un chupete conectado a un reproductor de música, en el momento que succionaban se activaba la música durante unos segundos, de manera que los niños asociaban las dos cosas ayudándoles con la succión primero no nutritiva y posteriormente nutritiva”, explica la investigadora. Asimismo, se ha comprobado que cuando se les aplica algún tratamiento que les causa dolor escuchar música puede aliviarles significativamente.
Otros beneficios terapéuticos
Al margen de los niños prematuros, los beneficios de la musicoterapia están siendo ampliamente estudiados en diversos campos, tanto en España como en otros países. En la actualidad, destaca su aplicación en casos de autismo, demencias, daño cerebral, síndrome de Rett, fibromialgia y otras patologías.
Muchas de estas experiencias se realizan con música en directo, como ha sido este caso en el Hospital Río Hortega, pero también con música grabada. Además, la música tiene un valor en sí misma y el estilo no parece determinante o, al menos, no hay investigaciones que así lo demuestren. “Aunque proliferan las listas de música indicadas para determinados estados de ánimo, esto no tiene base científica”, advierte la experta, que es psicóloga y tiene un máster en musicoterapia.
En la actualidad, la evidencia científica sobre los efectos terapéuticos de la música está en aumento y por eso la mayoría de los profesionales sanitarios ven con buenos ojos este tipo de experiencias en sus centros. En cualquier caso, la investigación de la UVa también quiso analizar la reacción de los padres, así que se realizó un cuestionario específico para conocer su opinión y la reacción fue muy positiva.