Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Valladolid, de la que es profesor desde el año 1986, y jurista de gran prestigio nacional e internacional, Fernando Rey ha sido distinguido recientemente con el Premio Consejo Social de la UVa 2024 en reconocimiento a toda su trayectoria.

Se trata del galardón más importante que otorga este órgano de participación de la sociedad en el gobierno de la Universidad, y su finalidad es honrar y poner en valor la figura y relevancia de los profesores de la Institución Académica.

“Es un premio especialísimo para mí, quizás el más importante de todos, porque es un premio que te concede la universidad en tu propia ciudad, en tu comunidad universitaria”, asegura Fernando Rey, quien dice sentirse honrado por haber sido distinguido con este galardón, “ya que la UVa tiene más de 2.000 profesores y muchos de ellos son de elevadísimo nivel, no solo nacional sino internacional, y en muchísimos campos”.

A pesar de este tipo de homenajes, Fernando Rey lamenta que la profesión de profesor haya ido perdiendo reconocimiento social con el paso del tiempo. “Hace muchos años, un profesor de universidad era casi Moisés descendiendo del Sinaí con las tablas de la Ley. Hoy en día, ser profesor ya no tiene esa aura de prestigio”, asevera.

En su opinión, gran parte del trabajo de los profesores debe ser motivar al alumnado, hacer atractiva la asignatura y más accesible la materia, porque “el trabajo duro lo debe hacer cada uno”.

“El único aprendizaje es el que hacemos por nosotros mismos, y el entorno -los profesores, los libros, los manuales, las técnicas- es solo una ayuda para que uno aprenda. Por eso es tan importante la motivación”, añade.

A su juicio, la clave es que las futuras generaciones se ayuden a sí mismas y sean conscientes de todas las oportunidades que se les abren al estar sentados en un pupitre universitario.

Universidad en transición

Fernando Rey considera que actualmente la universidad se encuentra en una fase de “transición”, con un marco normativo que tiende a un sistema de tutoría, con pocos alumnos, “pero en realidad el sistema que tenemos es muy parecido estructuralmente a lo que teníamos siempre, es decir, es el sistema barato”.

“El sistema universitario español es un sistema low cost porque si quieres una universidad de calidad tienes que pagarla”, insiste Fernando Rey, quien no obstante reconoce que tenemos una universidad que da una magnífica formación inicial o básica, comparable e incluso mucho mejor a la de otros países.

“Lo que no está claro es cómo aprovechar mejor las competencias del alumnado cuando ya va a acabando el grado y acceden a máster y doctorados. Ahí es donde tenemos que pensar mejor qué hacer”, agrega.

También afirma que la propia universidad sufre una cierta crisis de credibilidad, ya que, aunque sigue cumpliendo la función de proporcionar una enseñanza superior, la investigación se hace desde otros ámbitos, y no solo desde la institución académica.

Indica que, además, no es capaz de comunicar bien su labor a la sociedad. “Hacemos cosas muy interesantes y que tienen impactos notables en la vida de la comunidad para mejor, pero nos cuesta explicarlo, en parte porque algunas de estas explicaciones son complejas. Posiblemente tendríamos que vulgarizar más”, precisa.

Además, se lamenta de que en el caso de la Universidad de Valladolid no haya un sentido de pertenencia. “Todo el mundo que hemos pasado por aquí sabemos que se da una formación de mucho nivel, pero nadie se siente especialmente orgulloso. Quizás es también por ese espíritu castellano, muy muy de Valladolid”, apunta.

Con los más vulnerables

Junto a su trayectoria académica, docente e investigadora de excelencia, el Premio Consejo Social también ha valorado la proyección social de Fernando Rey, su compromiso con la mejora de la enseñanza, en especial de los colectivos más vulnerables y desfavorecidos, y con el fortalecimiento y progreso de Castilla y León.

En este sentido, afirma que “los profesores de universidad a veces tenemos que implicarnos en los temas no solo de modo teórico, aunque la mejor práctica es una buena teoría”.

Así, explica que en este curso está trabajando con sus alumnos sobre Derechos Fundamentales, promoviendo una serie de seminarios en los que está dando voz a activistas sociales en materia de discriminación racista, de violencia de género o de trabajo con los niños y niñas no acompañados.

“Creo que eso ayuda mucho a mi alumnado a darse un baño de realidad y a abrir los ojos y a comprender que lo que están estudiando no solo tiene interés para ellos mismos, sino para toda la sociedad, y que su trabajo puede ayudar a mejorar la convivencia”, afirma.

Por último, aunque reconoce que es dura y complicada, asegura que “para hacer una carrera profesional en el ámbito académico tendríamos que pagar en vez de cobrar”.

“La carrera burocrático-administrativa del profesor es algo decepcionante, pero el trabajo en sí es el mejor trabajo del mundo”, destaca Fernando Rey, quien advierte de que “ni los jóvenes ni los viejos profesores podemos perder de vista para qué estamos, y estamos fundamentalmente para dar una docencia seria, de calidad. Al alumnado no se le puede dar pan duro”.

“Hay que prepararse constantemente. En fin, trabajo, transpiración e inspiración”, concluye el Premio Consejo Social 2024.