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EL CONSEJO SOCIAL DE LA UVa CONVOCA SUS BECAS DE INVESTIGACIÓN PARA EL CURSO 2021/2022

El Consejo Social de la Universidad de Valladolid ha abierto la convocatoria de su programa de Becas de Investigación 2021-2022 dirigido a proporcionar a los alumnos de la UVa una formación investigadora inicial que facilite su orientación profesional o investigadora, mediante su participación o colaboración en tareas de investigación en un Departamento o Instituto Universitario de Investigación.

En total, el programa consta de 35 becas a las que pueden optar todos aquellos alumnos que vayan a finalizar sus estudios de Grado o que estén cursando primer curso en alguno de los Másteres Oficiales de la UVa en el curso 2021-2022.

En esta convocatoria, la dotación de cada beca se eleva a 1.400 euros brutos, cuantía a la que se aplicarán los descuentos y retenciones correspondientes, con lo que el importe total a percibir por el becario en el periodo de disfrute de la beca será de unos 1.000 euros aproximadamente, al igual que en convocatorias anteriores. De este modo el Consejo Social incrementa el  presupuesto destinado a este programa hasta los 50.000 euros, frente a los 35.000 euros de años anteriores.

Para conseguir una de estas becas los estudiantes deberán acreditar una nota media entre 7,25 y 8,00 puntos según la rama de conocimiento. Entre los méritos a considerar se tendrá en cuenta la posesión de un nivel de dominio intermedio-alto de cualquier lengua extranjera, que habrá de acreditarse mediante un certificado oficial en conformidad con los niveles del Marco Común Europeo de Referencia. Además, el Consejo Social también valorará otros logros que los alumnos hayan obtenido en el transcurso de su etapa universitaria, como premios, distinciones y reconocimientos oficiales

Los candidatos tienen que presentar también un proyecto de colaboración o memoria técnica que deberá ser valorado por un departamento o instituto universitario de investigación para confirmar la existencia de una conexión entre la labor a desarrollar y el historial científico-técnico de los candidatos y, en su caso, con el trabajo de fin de grado y/o fin de máster que estén realizando.

Los alumnos deberán formalizar sus solicitudes hasta del 18 de octubre a un Departamento o Instituto Universitario de Investigación el cual, a su vez, deberá trasladar toda esta documentación y su valoración del proyecto a la Secretaría del Consejo Social como muy tarde el 25 de octubre, todo ello a través de la Sede Electrónica de la UVa:

https://sede.uva.es/tramitador/ciudadano?idLogica=inicio&entrada=ciudadano&idEntidad=UVA

El plazo de disfrute de la beca se extenderá desde el 1 de enero hasta el 31 de julio, con un calendario de actividades flexible que comprenderá 30 horas mensuales durante esos 7 meses, hasta completar un total de 210 horas.

Al finalizar este periodo, el beneficiario deberá presentar una memoria final y un póster científico que describa el trabajo realizado que serán publicados en la “Galería de Becarios” de este portal UVaINVESTIGA, para dar visibilidad a las investigaciones e impulsar la empleabilidad de los estudiantes.

El Programa de Becas de Colaboración en Tareas de Investigación fue implantado por el Consejo Social en el curso 2012-2013 y desde entonces, un total de 288 estudiantes se han beneficiado de esta iniciativa, para la que el Consejo Social ha destinado alrededor de 300.000 euros.

Este programa forma parte de la apuesta del Consejo Social por fomentar el desarrollo científico y la innovación tecnológica, y potenciar la excelencia de la investigación universitaria y las políticas de transferencia y difusión de los resultados obtenidos en las actividades de investigación, en la que también se enmarcan otras iniciativas como sus Premios de Investigación.

Más información y convocatoria pinchando aquí.

“SI TENEMOS PERSONAS FORMADAS Y EDUCADAS Y PERSONAS RESPONSABLES DENTRO DE LA LIBERTAD, AVANZAREMOS COMO GÉNERO HUMANO Y COMO COLECTIVO SOCIAL”

Entrevista a José María Eiros Bouza, Premio Consejo Social 2021

Catedrático de Microbiología de la UVa y gran experto en pandemias, la trayectoria de José María Eiros Bouza ha sido distinguida recientemente con el Premio Consejo Social 2021, un galardón que, según afirma, es un reconocimiento a sus maestros, colegas, compañeros y a todas las personas del ámbito sanitario. “Uno no llega a un logro de una manera individual”, asegura.

En una entrevista publicada en el canal de Youtube del Servicio de Medios Audiovisuales de la UVa, el profesor Eiros apunta a la vocación, la formación continua y el contacto con personas jóvenes como los tres elementos que más valora de su faceta como profesor universitario.

“Formar a médicos es una tarea apasionante, también a otros sanitarios, como hacemos habitualmente en el seno de nuestro grupo, pero sobre todo es la posibilidad enorme de poder suscitar capacidades en otras personas”, precisa.

No obstante, indica que es necesario mejorar el reconocimiento a esta labor docente para que ese esfuerzo sea siempre bien considerado y se pueda facilitar el acceso a las generaciones jóvenes.

Precisamente, la capacidad de incorporar a profesionales jóvenes que puedan desarrollar una trayectoria profesional estable en el contexto de los grupos de investigación es, junto a la falta de financiación, dos de los principales escollos a los que se enfrenta la investigación y la ciencia.

De ahí que abogue por dedicar mayores recursos económicos, en consonancia a lo que se hace en otros grandes países del mundo, y por apoyar y captar más talento joven, ya que “nuestra Universidad depende del talento joven que sepamos incorporar”.

Por otra parte, el profesor Eiros advierte también de la necesidad de cuidar nuestro sistema sanitario, que califica como robusto. “Debiéramos valorar como sociedad el enorme privilegio que tenemos de tener una Sanidad pública muy potente. Y esto, siendo así, conviene que nos haga a todos responsables a la hora de utilizar el sistema”, asegura.

En relación a la respuesta dada frente a la pandemia, reconoce que “España, como gran país que es, ha demostrado que sus gentes, nosotros, a veces respondemos más con el corazón y con el afecto que con la racionalidad, y en este sentido hemos pagado un gran tributo”.

“Se ha hecho como se ha podido. Nosotros mismos hemos reconocido muchas veces que nos hemos equivocado en cantidad de facetas”, continúa José María Eiros, quien agrega que “esperemos que podamos dejar un testimonio creíble para los que nos siguen y seamos capaces de corregir en lo que hemos fallado”.

José María Eiros se muestra optimista sobre la evolución de la crisis sanitaria y aunque recuerda que todavía tenemos una situación pandémica, cree que podría transcurrir de modo similar a como se han comportado otros virus pandémicos, adaptándose a nuestra especie y manteniendo cierta actividad. “El mundo es global y habrá zonas del planeta que se puedan ver afectadas en cuanto a su estructura sanitaria en mayor manera que la nuestra”, indica.

No obstante, y tras insistir en que no se puede inferir con nitidez lo que va a ocurrir, advierte que debemos extraer varias lecciones de la Gripe de 1918 -de la que es un gran experto-, como la “tremenda humildad” para reconocer que en el año 2021 todavía no tengamos sistemas de vigilancia de enfermedades zoonóticas suficientemente sensibles y ágiles.

“Tendremos que tener una alerta importante en la inversión en ciencias básicas, que nos permita describir y descubrir mecanismos de acción del virus, mecanismos de inhibición de su replicación, y sobre todo estrategias de comunicación muy eficientes para que se conozcan las situaciones cuando ocurran y el mundo sea realmente solidario y global, que a veces tenemos la impresión de que no es así.  Y esto habría realmente que aprenderlo y pasarlo rápidamente a las generaciones que nos siguen”, explica.

En su opinión, solo a través de la educación y la formación seremos capaces de afrontar nuevas crisis sanitarias. “Si tenemos personas formadas y educadas y personas responsables dentro de la libertad, probablemente avanzaremos como género humano y como colectivo social. Si no, tenemos un grave problema”, afirma.

“Lo importante es que de la unión y de la solidaridad entre todos, del apoyo y de cómo nos sepamos acoger como seres humanos dependerá el éxito de lo que podamos tener que afrontar en un futuro”, concluye Eiros, quien insiste en que “lo realmente sabio es trabajar al servicio de otros”.

Pinchar aquí para ver la entrevista completa

LA HISTORIA ESCONDIDA EN LAS CUENTAS DE VIDRIO DE PINTIA

Fuente: Gabinete de Comunicación de la UVa

Cuando se recupera una pieza o algún material arqueológico es posible obtener información sobre su contexto histórico a partir del trabajo de documentación que realizan los arqueólogos. Pero en los últimos años, los avances tecnológicos y la aplicación de técnicas que se utilizan en diversos campos –desde el estudio de microorganismos a la energía fotovoltaica- también en los ámbitos arqueológico e histórico están permitiendo extraer datos inéditos.

Técnicas como la Espectroscopia Raman o la Fluorescencia de Rayos X ayudan a “exprimir la información que podemos obtener de los materiales arqueológicos, conociendo su composición, su origen para determinar lugares de procedencia y, con ello, obtener una composición mucho más fidedigna de cómo se relacionaban, por ejemplo, etnias prerromanas con otros pueblos”, explica Carlos Sanz Mínguez, director del Centro de Estudios Vacceos Federico Wattenberg (CEVFW) y miembro del Grupo de Investigación de Materiales Históricos (AHMAT) de la Universidad de Valladolid (UVa).

Este Grupo, integrado por físicos, historiadores, arqueólogos y forenses, colabora desde hace una década en el análisis de los materiales arqueológicos recuperados en el yacimiento vacceo de Pintia, en el entorno de la localidad vallisoletana de Padilla de Duero. Este yacimiento, declarado Bien de Interés Cultural (BIC), “es el mejor documentado tanto de la cultura vaccea (siglos IV-I antes de Cristo), que ocupó un amplia área de 45.000 kilómetros cuadrados en la parte central de la cuenca del Duero, como de toda la Edad del Hierro”, apunta Sanz Mínguez, quien destaca que, a través de esta colaboración multidisciplinar, “se están analizando desde cerámicas a residuos contenidos en los recipientes”.

Así, se ha podido conocer que en su día estos recipientes “contuvieron vino, cerveza, hidromiel, grasas animales y productos lácteos”. Incluso, gracias a estas analíticas, “se han descubierto algunos elementos extraños, de aspecto ligero y carbonoso, que ya sabemos que son betunes”, confirma el profesor de la UVa.

Mención aparte merecen los vidrios. Las cuentas de vidrio fueron bienes muy apreciados en la Protohistoria de la Península Ibérica. Su fabricación parece incompatible con los talleres locales y constituirían por tanto una prueba de relaciones comerciales con otras culturas con esta capacidad técnica. “Este tipo de materiales son bienes de prestigio en la época prerromana, son importados y pueden dar muchas pistas acerca de las relaciones comerciales de la cultura vaccea con otras culturas”, apunta Javier Pinto, profesor de la UVa y coordinador del Grupo AHMAT.

Pero los estudios detallados de estas piezas son muy escasos ya que son elementos que suelen recuperarse sin un contexto histórico claro. Pintia constituye una prodigiosa excepción en este sentido. Hasta el año 2018, se habían recuperado en las sucesivas campañas en este yacimiento, dirigidas por Sanz Mínguez, más de un millar de cuentas de vidrio procedentes de ajuares y ofrendas viáticas.

Una base de datos pionera a nivel nacional

Con el objetivo de descubrir la composición y la posible procedencia de estos vidrios, el equipo ha analizado 15 piezas representativas de la cultura vaccea. Gracias a la combinación de espectroscopia Raman y ESEM/EDX (siglas en inglés de microscopía electrónica de barrido ambiental y espectroscopia de rayos X de dispersión de energía), el equipo ha identificado diversas características que podrían estar relacionadas con diferentes talleres u orígenes. Por ejemplo, se determinó que  las características de un sofisticado colgante bifacial eran compatibles con una posible procedencia cartaginesa.

Incluso, el estudio de algunas cuentas de vidrio bien conservadas pero térmicamente alteradas ha permitido estimar la temperatura máxima alcanzada durante la cremación de los cadáveres que las portaban, cercana a los 600 grados. De este modo, los diversos ajuares y ofrendas viáticas que se han localizado en las tumbas vacceas de Pintia muestran la relevancia y complejidad de los rituales funerarios en esta cultura.

“Estos materiales tienen mucho potencial y hemos decidido apostar por ellos. Hemos conseguido un proyecto de la Junta de Castilla y León para realizar una amplia selección de muestras, cercana a las 150-200, con el objetivo de elaborar una base de datos de composiciones y posibles orígenes que sería la primera de estas características a nivel nacional y una de las primeras a nivel europeo”, avanza Pinto. “Esto permitiría estudiar lo sucedido en otros yacimientos y compararlo con el nuestro para saber más sobre el origen de los materiales, las relaciones comerciales entre los diferentes pueblos, etc.”, añade.

Nueva campaña de medidas

Para seguir “exprimiendo” la información que pueden aportar estas piezas, el equipo tiene previsto realizar una campaña de medidas en octubre en la que aplicarán nuevas técnicas. De este modo, viajarán a las instalaciones de AGLAE en el Museo del Louvre, en París, para llevar a cabo análisis por haz de iones, y al sincrotrón BESSY-II, en Berlin, para realizar espectroscopía infrarroja.

Carmelo Prieto, catedrático de la UVa y miembro del equipo, pone en valor los resultados que está dando esta alianza multidisciplinar. “Hemos aportado a Pintia una caracterización morfológica de todos los materiales singulares, como los vidrios, y también de los materiales más habituales en cualquier yacimiento realizando estudios morfológicos y físico-químicos que nos permiten saber qué materiales se empleaban, qué tipo de decoración fue utilizada, si hubo intervenciones posteriores e incluso su estado de preservación, para aportar posibles pautas de restauración”, precisa.

En el caso de los materiales arqueológicos, es importante en estos estudios “que se trata de técnicas no destructivas como la microscopía óptica, la microscopía electrónica de barrido, la fluorescencia de rayos X o la difracción de rayos X, aunque quizá la joya de la corona sea la espectroscopía Raman, que es la que más valor nos aporta”, concluye el investigador.

JOSÉ MARÍA EIROS BOUZA RECOGE EL PREMIO CONSEJO SOCIAL 2021 REAFIRMANDO SU VOLUNTAD DE CONTINUAR SIRVIENDO A LA UNIVERSIDAD Y A LA SOCIEDAD

El Consejo Social de la UVa ha hecho entrega al catedrático de Microbiología de la Universidad de Valladolid José María Eiros Bouza de su Premio Consejo Social 2021, en reconocimiento a su fecunda trayectoria docente, investigadora y de transferencia de conocimiento.

La entrega del galardón tuvo lugar en el transcurso del Acto Solemne de Apertura del Curso Académico 2021-2022, celebrado el 16 de septiembre en el Claustro del Palacio de Santa Cruz, bajo la presidencia del rector de la UVa, Antonio Largo, y con la asistencia de representantes del ámbito académico y social.

Este galardón tiene como finalidad poner en valor los méritos docentes e investigadores del profesorado de la UVa, una distinción con la que, en palabras del rector, el Consejo Social “siempre acierta ya que, afortunadamente, contamos con un elenco de profesoras y profesores de primer nivel en nuestra universidad”.

No obstante, en su discurso el rector quiso enfatizar lo acertado de la concesión de este galardón al profesor Eiros, ya que “no solo estamos ante un excelente docente y un destacado investigador”, sino que el premiado ha desarrollado también a lo largo de su trayectoria una labor muy destacada como profesional de la Medicina, estando además en primera línea de combate contra la pandemia.

“Ha realizado, por lo tanto, una impagable labor a la sociedad vallisoletana y castellana y leonesa en general. Por eso es tan pertinente este premio del Consejo Social al que agradezco esta iniciativa, así como muchas otras que realiza en pro de la Universidad de Valladolid”, añadió.

El premio, que consiste en una escultura que reproduce una de las columnas de la fachada histórica de la Universidad de Valladolid y un pin de oro que acredita e identifica al premiado, fue entregado a Eiros Bouza por el presidente del Consejo Social, Óscar Campillo, y por el rector de la UVa.

Tras recoger el galardón, el catedrático mostró su agradecimiento al Consejo Social por la concesión de esta distinción, así como a todas aquellas personas “que nos posibilitan crear sabiduría” y a los que trabajan en el ámbito de la Salud, al tiempo que manifestó su voluntad de continuar sirviendo a la Universidad y a la Sociedad.

“Si la esencia de nuestra Universidad es edificar sabiduría, considero que lo realmente útil es trasladársela a la sociedad a la que servimos”, afirmó Eiros Bouza.

Como es tradicional, el Acto Oficial de Apertura del Curso se inició con la lectura del resumen de la Memoria del Curso 2020/2021 por la secretaria general de la UVa, Helena Villarejo, quien destacó que la Universidad de Valladolid es la institución académica y la administración pública más transparente de España.

A continuación, el doctor José Carlos Pastor Jimeno, catedrático de Oftalmología, pronunció la lección inaugural con el título “Quadraginta annis domus sapientiae», en la que hizo una reflexión personal sobre la Universidad de Valladolid que encontró hace 40 años, cuando se incorporó a ella, y la que es en la actualidad.

El acto concluyó con el discurso de clausura del rector, en el que agradeció a toda la comunidad universitaria su implicación para el que pasado curso se desarrollara exitosamente a pesar de la pandemia, y en el que, entre otras cuestiones, volvió a reclamar reformas legislativas que permitan a las universidades avanzar en muchos aspectos.

“Se necesita confiar en las universidades y dotarlas de las herramientas que requieren”, aseveró Antonio Largo.

UN ESPIONAJE MOLECULAR ADVIERTE DE POSIBLES COMPLICACIONES EN LOS CATALIZADORES DE ORO

Fuente: Gabinete de Comunicación de la UVa

Muchas reacciones químicas no se producen porque la barrera energética que habría que superar es excesivamente alta. Sin embargo, en presencia de un catalizador sí pueden tener lugar. Un catalizador es “una sustancia que acelera una reacción química y abre una nueva ruta para la obtención del producto deseado, sin ser consumido en el proceso”, según lo define Camino Bartolomé, miembro del Instituto de Investigación CINQUIMA de la UVa.

La Química ha experimentado en el siglo XXI una fiebre del oro. Grupos de investigación de todo el mundo se han lanzado a describir nuevas aplicaciones de este metal precioso a raíz de descubrimientos en las dos últimas décadas sobre su capacidad para catalizar determinadas reacciones químicas, lo que ha contribuido a mejorar procesos industriales en farmacia o química fina. Un equipo del Instituto Universitario CINQUIMA, de la Universidad de Valladolid (UVa), se ha fijado en esta ocasión en las complicaciones que pueden surgir en determinadas catálisis en la que está presente el elemento 79 de la tabla periódica haciendo uso de la resonancia magnética nuclear (RMN), una técnica de espionaje molecular.

Una de las líneas desarrolladas por la unidad de investigación consolidada UIC176 a la que pertenecen los autores del artículo consiste en diseñar y estudiar el comportamiento de nuevos catalizadores de diferentes metales, entre ellos el oro, cuyo denominador común es que poseen un arilo fluorado enlazado al metal. En concreto, en un trabajo publicado recientemente han estudiado cómo se produce la transferencia de un resto orgánico, el arilo fluorado, entre dos átomos de oro utilizando varias herramientas habituales en el desarrollo de las líneas de investigación del CINQUIMA. La RMN, explica Bartolomé, “permite espiar a las moléculas, ver cómo se van transformando”. Como si fueran agentes secretos, los investigadores emplearon los núcleos de fluor de la estructura como sofisticada lupa. Además, la técnica de difracción de rayos X “nos ha permitido fotografiar los productos de esta reorganización”, indica la investigadora. “Hemos combinado todas estas observaciones con cálculos teóricos para poder entender esta reorganización observada sobre el oro”, prosigue.

“Lo más importante de este trabajo ha sido que hemos corroborado que la reorganización de arilos depende de la elección del disolvente y de otros detalles que en ocasiones no se dan importancia en muchas reacciones químicas catalizadas por metales de transición”, precisa la profesora titular de Química Inorgánica. El trabajo, por lo tanto, constituye una advertencia sobre posibles complicaciones en procesos donde interviene un catalizador metálico y más concretamente de oro. Los resultados de este estudio científico se han publicado en la revista científica «Chemical Communications».

El oro y otros metales  

Aunque es considerado un valor refugio en economía, el empleo del oro como catalizador es para el sector productivo más asequible que el rodio o el paladio, y presenta ventajas respecto al cobre, una materia prima más disponible en la naturaleza y, por lo tanto, más barata. “Cuando a principios del siglo XXI se comienzan a publicar trabajos que demuestran la extraordinaria actividad del oro en procesos de formación de enlaces carbono-carbono, este metal se sitúa en un lugar fundamental en catálisis homogénea y síntesis orgánica”, subraya Bartolomé. “El oro es capaz de activar triples enlaces carbono-carbono selectivamente frente a otros metales, lo que hace que en algunas de estas transformaciones catalizadas sea el candidato perfecto”.

La unidad de investigación consolidada no solo trabaja con el oro en el diseño y preparación de nuevos catalizadores, sino también con otros metales como el paladio, el rodio, el iridio, el níquel y el cobre, todos de interés para la industria farmacéutica. Esta línea de investigación, codirigida por Pablo Espinet y Camino Bartolomé, forma parte del trabajo de fin de máster de Sara Fernández Moyano, y en él ha colaborado muy activamente Marconi Peñas (que actualmente disfruta de un contrato postdoctoral financiado por el Irish Research Council con un grupo puntero en Química Computacional) todos en ese momento miembros del CINQUIMA.

Una disciplina mixta El trabajo de investigación se sitúa dentro la Química Organometálica, una disciplina que actúa de nexo entre dos grandes ramas de la Química, la Orgánica y la Inorgánica. Fue el químico sueco Jöns Jacob Berzelius quien a principios del siglo XIX diferencia entre los de los compuestos los que contienen carbono, los orgánicos, y los que no, los inorgánicos. Ahora, las fronteras están más difusas. En la Química Organometálica se produce al menos un enlace entre un metal, más propio de la Química Inorgánica, y el carbono, base de la Química Orgánica.

Bibliografía: Sara Fernández-Moyano,Marconi N. Peñas-Defrutos,Camino Bartolomé y Pablo Espinet, ‘Striking ligand-disproportionative Cl/arylscrambling in a simple Au(III) system. Solvent role,driving forces and mechanisms’, Chem.Commun., 2021, 57, 125. DOI: 10.1039/D0CC06450E